Grecia
ARTE Y CULTURA. El arte está íntimamente vinculado a la
religión, el mito y la actividad ciudadana, reflejando las pautas por las que
se rige la sociedad que lo sustenta: libertad, equilibrio armónico, humanismo.
El
templo, majestuoso y airoso, es el mejor testimonio de lo que fue la
arquitectura griega: su plano estaba trazado sobre una superficie rectangular
sobre la que se levantaban esbeltas columnas - dóricas, jónicas o corintias -
en las que se apoyaba el arquitrabe. El conjunto arquitectónico más logrado se
encuentra en la Acrópolis
de Atenas. Otro exponente arquitectónico es el teatro, que aprovecha muchas
veces la ladera de los montes. Durante la época helenística, la arquitectura
adquirirá proporciones colosales y gran lujo ornamental, destacando los grandes
conjuntos urbanísticos concebidos con arreglo a un plan preestablecido.
En
escultura se puede apreciar una evolución desde las estilizadas xoanas, kuroi y
korai, estáticas y rígidas, que marcan el primer intento de conquista del
cuerpo humano y de la adecuada expresión del rostro que se persigue también en
la primera escultura monumental. Se advierten dos corrientes: la dórica,
vigorosa y arquitectónica, y la jónica, más graciosa y elegante, que se
fundieron en la ática, consiguiéndose, a lo largo del siglo VI a. de C.,
mejorar la técnica, crear nuevos tipos y armonizar equilibradamente
arquitectura y escultura. En la siguiente fase, siglos V y IV a. de C., llamada
clásica, una vez solucionado el problema del movimiento y abandonados los
convencionalismos arcaicos, aparece el naturalismo idealizado con un profundo
estudio de la anatomía y una gran preocupación por la belleza y la armonía. Son
ejemplos de ello, Mirón, dotado de gran sentido del movimiento - Discóbolo -;
Fidias, con su espiritualismo idealizado - esculturas del Partenón - y Policleto, maestro de la proporción,
fundamento de una belleza armónica - Doríforo -. Este naturalismo idealizado
evoluciona en el siglo IV a. de C. hacia un mayor realismo, provisto de
profundo sentimiento y pasión en el caso de Skopas, de una gracia juvenil y
luminosa en Praxíteles - Venus de Cnido - y de gran esbeltez y movilidad con
Lisipo - Apoxiómenos. La época helenística se aleja aún más del idealismo,
haciéndose intensamente realista y humana llegando al dramatismo - Laocoonte y
sus hijos.
En
pintura, aunque posiblemente se alcanzó gran desarrollo, sólo quedan los
testimonios de los casos cerámicos: primero, de figuras negras sobre fondo
rojo, y luego de figuras rojas sobre fondo negro.
La
filosofía desempeñó un papel primordial en el pensamiento griego, contribuyendo
al triunfo de la ciencia sobre la mitología. Sus representantes más importantes
fueron Sócrates, que predicaba el conocimiento de uno mismo, la búsqueda de la
verdad y la práctica de la virtud; Platón, para quien el bien era el supremo
ideal del hombre, y Aristóteles, con quien la filosofía griega alcanzó la plena
madurez y equilibrio. A su lado también floreció la ciencia con destacados
cultivadores: Pitágoras (matemáticas), Euclides (geometría), Arquímedes
(física) y otros muchos que hicieron progresar los conocimientos geográficos,
astronómicos y médicos.
En
literatura, aparte de la poesía épica - el legendario Homero -, sobresale el
teatro, una de las manifestaciones más representativas de la vida ateniense,
con las tragedias, impregnadas de fatalismo, de Esquilo, Sófocles y Eurípides,
sin olvidar las divertidas y sarcásticas comedias de Aristófanes.
Fuente: Enciclopedia Lafer
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