HISTORIA DE ROMA desde su fundación. TITO LIVIO Libros I a X




HISTORIA DE ROMA
desde su fundación.
TITO LIVIO
Libros I a X

Cuando llegó la hora de celebrar los juegos, y sus ojos y mentes estaban fijos en
el espectáculo ante ellos, se dió la señal convenida y los jóvenes romanos corrieron
desde todas las direcciones para llevarse a las doncellas que estaban presentes. La
mayor parte fue llevada de manera indiscriminada; pero algunas, especialmente
hermosas, que habían sido elegidas para los patricios principales, fueron llevadas a
sus casas por plebeyos a quienes se les encomendó dicha tarea. Una, notable entre
todas por su gracia y su belleza, se dice que fue raptada por un grupo mandado por
un Talassio determinados, y a las múltiples preguntas de a quién estaba destinada,
siempre le contestaban: "Para Talassio. " De aquí el empleo de esta palabra en los
ritos del matrimonio. La alarma y la consternación interrumpieron los juegos y los
padres de las jóvenes huyeron, aturdidos por el dolor, lanzando amargos reproches
a los infractores de las leyes de la hospitalidad y apelando al dios por cuyos
solemnes juegos habían acudido, sólo para ser víctimas de pérfida impiedad. Las
muchachas secuestradas estaban tan desesperadas como indignadas. Rómulo, sin
embargo, se les dirigió en persona, y les señaló que todo era debido al orgullo de
sus padres por negar el matrimonio a sus vecinos. Vivirían en honroso matrimonio y
compartirían todos sus bienes y derechos civiles, y (lo más querido de todo a la
naturaleza humana) serían madres de hombres libres. Él les rogó que dejasen a un
lado sus sentimientos de resentimiento y dieran su afecto a los que la fortuna había
hecho dueños de sus personas. Una ofensa había llevado a menudo a la
reconciliación y el amor, encontrarían a sus maridos mucho más afectuosos, porque
cada uno haría todo lo posible, por lo que a él tocaba, para compensarlas por la
pérdida de padres y país. Estos argumentos fueron reforzados por la ternura de sus
maridos, quienes excusaron su conducta invocando la fuerza irresistible de su
pasión (una declaración más efectiva que las demás, al apelar a la naturaleza
femenina).
[1.10] Los sentimientos de las muchachas secuestradas quedaron así totalmente
serenados, pero no así los de sus padres. Vistieron de luto, e intentaron con sus
denuncias llenas de lágrimas llevar a sus compatriotas a la acción. Tampoco
limitaron sus protestas a sus propias ciudades, sino que acudían de todas partes a
Tito Tacio, el rey de los sabinos, y le enviaron delegados, pues era el nombre más
influyente en esas regiones. Los pueblos de Caenina, Crustumerium y Antemnae
fueron los que más sufrieron; pensaban que Tacio y sus Sabinos actuaban muy
lentamente, por lo que estas tres ciudades se prepararon para hacer la guerra
conjuntamente. Tales, sin embargo, fueron la impaciencia y la ira de los
Caeninensianos que hasta les parecía que ni los Crustuminianos ni los Antemnatios
mostraban la suficiente energía, por lo que los hombres de Caenina realizaron un
ataque sobre territorio romano por su propia cuenta. Mientras estaban diseminados
por todas partes, saqueando y destruyendo, Rómulo vino sobre ellos con un ejército
y después de un breve encuentro les enseñó que la ira es inútil sin la fuerza. Les
puso en precipitada fuga, y persiguiéndoles, mató a su rey y despojó su cuerpo;
Luego, tras matar a su jefe, tomó la ciudad en el primer asalto. Él no estaba menos
ansioso por mostrar sus victorias que por sus magníficos hechos, así que, tras llevar
a casa el ejército victorioso, subió al Capitolio con los despojos de su enemigo
muerto llevados delante de él en un armazón construido a tal efecto. Los tendió allí
sobre un roble, que los pastores consideraban como un árbol sagrado, y al mismo
tiempo marcó el lugar para el templo de Júpiter, y dirigiéndose al dios por un nuevo
título, pronunció la siguiente invocación: "¡Júpiter Feretrio! estas armas tomadas de
un rey, yo, Rómulo rey y conquistador, te traigo, y en este dominio, cuyos límites he
trazado por mi voluntad propósito, dedico un templo para recibir el 'spolia opima'
[mejor despojo.- N. del T.] que la posteridad, siguiendo mi ejemplo, traerá aquí,
tomado de los reyes y los generales de nuestros enemigos muertos en batalla ". Tal
fue el origen del primer templo dedicado en Roma. Y los dioses decretaron que
aunque su fundador no pronunció vanas palabras al declarar que la posteridad
llevaría allí sus botines, el esplendor de tal ofrenda no debiera ser atenuada por
aquellos que rivalizaban con sus logros. Porque después de haber transcurrido
tantos años y haberse librado tantas guerras, sólo dos veces ha sido ofrendada la
"spolia opima". Pues rara vez ha concedido la Fortuna tal gloria a los hombres.
Fuente: HISTORIA DE ROMA
desde su fundación.
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