EL BURGO FRENTE AL FEUDO. Frecuentemente se habla, en esta época, de un
claro enfrentamiento entre feudo y burgo. Hay que reconocer que, pese a los
crecientes logros de las nuevas ciudades, Europa habría de mantener durante
varios siglos una estructura feudal con una sociedad dividida en estamentos. La
clase privilegiada continuó siendo la nobleza y el clero, mientras que la
burguesía, a pesar de su poder económico, fue incluida entre los no
privilegiados. Sería a la larga la riqueza la única distinción de clase que el
burgués aceptaba, distinguiéndose consecuentemente una gran burguesía (ricos
comerciantes, banqueros) de la pequeña burguesía (artesanos, pequeños
mercaderes).
La
mayor preocupación de esta burguesía urbana iba a centrarse en lograr la autonomía
municipal que les desvinculase del control feudal. Este movimiento de
emancipación urbana va a ser de desigual intensidad en toda Europa. Las
ciudades de Alemania e Italia serían las que lograsen una mayor autonomía;
tanto es así, que las italianas Florencia o Venecia, por ejemplo, llegaron a
formar florecientes repúblicas independientes. En Francia o Inglaterra, las
incipientes monarquías autoritarias se atrajeron a su bando a las nuevas
ciudades para luchar contra la nobleza feudal. Los privilegios
premercantilistas que los monarcas otorgaron a estas ciudades hicieron que la
burguesía intelectual y comercial viesen en la unificación estatal la mejor
defensa de sus intereses. Así vemos que en el siglo XIII se está logrando un
equilibrio de poderes entre la monarquía, la nobleza, la Iglesia y la burguesía. El
gobierno de la nación no va a basarse ya en lazos de dependencia (vasallaje),
sino en instituciones políticas nuevas: Parlamentos, Estados Generales, Cortes,
que debían aprobar las leyes y votar los impuestos. La fuerza de estas
instituciones varió según el carácter más o menos autoritario de los monarcas.
Merece especial atención Inglaterra, que evoluciona hacia un tipo de monarquía
parlamentaria al verse obligado a firmar Juan Sin Tierra la Carta Magna (1215)
ante la presión de nobles y burgueses. La Carta Magna reconocía
los privilegios de estas dos clases y ponía coto al autoritarismo real.
Fuente: Enciclopedia Temática Lafer
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