LA PENÍNSULA IBÉRICA. Hemos visto la evolución hacia la monarquía
autoritaria de Francia e Inglaterra. Por lo que a la Península Ibérica
se refiere, los cinco reinos habían dirigido sus miras hacia políticas
contrapuestas.
La Corona de Aragón había finalizado
tempranamente su expansión peninsular contra el Islam: Jaime I el Conquistador
ocupaba las Baleares (1229-1235) y Valencia (1238), y sus sucesores en el siglo
XIV ocuparon Alicante. Aragón tenía las manos libres para embarcarse en la
aventura de su expansión mediterránea. Desde finales del siglo XIII,
aprovechando su desarrollo industrial, los comerciantes valencianos, catalanes
y mallorquines establecen consulados mercantiles en las ciudades más
importantes del Mediterráneo, en donde practican un comercio con la seda,
especias y azúcar de Oriente. Se construyó una potente flota para luchar contra
la rivalidad de las ciudades de Venecia, Pisa, Génova y Marsella. Los monarcas
se vieron obligados, dado el apoyo que recibían de esta burguesía comercial, a
consolidar, mediante el dominio político, estos logros económicos. Pedro III
(hijo de Jaime I), aprovechando disputas internas en Sicilia, ocupó la isla
(1282); sus sucesores corroboraron la supremacía de la Corona de Aragón en el
Mediterráneo al ocupar Cerdeña (1323-1324). Poco tiempo antes, los mercenarios
almogavares crearon en el corazón del Imperio Bizantino un Estado feudal, los
ducados de Atenas y Neopatria (1311). Durante el siglo XIV, estas conquistas se
acrecientan y se consolidan, y la
Corona de Aragón continuo siendo una importante potencia
político-militar en todo el Mediterráneo. La economía del reino va a ser
eminentemente de carácter comercial, mientras que la castellana, por la contra,
será fundamentalmente agropecuaria.
En
Castilla, Fernando III el Santo (1217-1252) logró la unificación definitiva de
Castilla y León, a la vez que realizó importantes conquistas en el valle del
Guadalquivir (Córdoba, Jaén, Sevilla, Cádiz). Su heredero, el príncipe Alfonso
(futuro Alfonso X el Sabio), ocupa Murcia (1246), donde coincide con las tropas
aragonesas. La conquista del valle del Guadalquivir - como antes había ocurrido
en otras zonas de la Meseta
Sur y Extremadura - permitió conceder a las Órdenes
Militares, a la Iglesia
y a la nobleza grandes extensiones de tierra (latifundios), que configuraron la
orientación agrícola y ganadera de la economía del reino.
Navarra está vinculada en estos momentos a las dinastías francesas de
Champagne y Evreux, y mantendrá su independencia hasta el año 1512, en que será
definitivamente anexionada a la
Corona de Castilla.
Portugal consolida su independencia en Aljubarrota (1385), tras derrotar
a las tropas castellanas el monarca Juan I, con el que se asienta una nueva
dinastía, la de Avís. Tras el triunfo de la revolución burguesa a finales del
siglo XIV, Portugal va a orientarse hacia empresas marineras, que, siguiendo la
costa africana, le llevarán a la
India (Vasco de Gama, 1497).
En
el Sur de la Península
se mantiene durante más de doscientos años el reino nazarita de Granada, hasta
su definitiva conquista, en el año 1492, por los Reyes Católicos.
El
matrimonio de Isabel I de Castilla con Fernando 11 de Aragón (1469) unificó
ambos reinos, y tras el dominio de Granada, la anexión de Navarra y el
descubrimiento de América, España queda configurada como primera potencia
europea y mundial.
Fuente: Enciclopedia Temática Lafer