Estados Unidos lanza bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki

 Estados Unidos lanza bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Japón se rinde el 2 de setiembre.

El descubrimiento de los procesos que condujeron a la fabricación de la bomba atómica es compartido por varios investigadores: Enrico Fermi (Italia), Ernest

Lawrence (Estados Unidos), Lise Meitner (Austria), J. R. Oppenheimer (Estados Unidos), y Harold Urey (Estados Unidos).

Fundación de la ONU, Organización de las Naciones Unidas.

Gabriela Mistral, poetisa chilena, Premio Nobel de Literatura.

El Salón de la Asamblea General es la única sala de conferencias de las Naciones Unidas en la que aparece el emblema de la ONU, formado por un mapa del mundo, visto desde el Polo Norte y flanqueado por una corona de olivo como símbolo de la paz.




La Sede de la Organización Mundial está situada en un emplazamiento de más de 7 hectáreas en el lado este de Manhattan. Es una zona internacional que pertenece a todos los Estados Miembros. Las Naciones Unidas disponen de sus propias fuerzas de seguridad, cuerpo de bomberos y administración postal.

1946

En los Estados Unidos se construye el primer computador.

1947

Thomas Mann publica Doctor Fausto.

1948

Proclamación por la ONU de la Declaración Universal de los Derechos

Humanos.

Fundación del Estado de Israel.

En Estados Unidos se inventa el transistor, que reemplazaría a los tubos de los receptores de radio.


Fuente:  HISTORIA UNIVERSAL: CRONOLOGÍA BÁSICA.pdf 


La Rabia. Miedo y superstición

 La Rabia. Miedo y superstición

La rabia es una enfermedad siempre mortal que ataca el sistema nervioso y provoca encefalítis en los mamíferos. En los animales, existe una forma paralítica de los roedores y una forma furiosa en los carnívoros. El cuadro clínico de la rabia en los humanos es espantoso: Empieza con un dolor, una especie de angustia, en la zona de la mordedura. Luego, el virus va escalando por el sistema nervioso en dirección al  cerebro. Empiezan las fiebres, el malestar, la garganta se inflama y se paraliza.

Finalmente, el virus llega al cerebro y provoca una encefalitis. Entonces es cuando se desarrollan la parálisis, los dolores y la agresividad. Esta agresividad, la necesidad de morder, no es otra cosa que el medio que utiliza el virus para buscar nuevas víctimas, ya que se transmite por la saliva. Después de aparecer los primeros síntomas, la muerte ya es inevitable

La rabia es una enfermedad muy vieja, tal vez tan vieja como la propia humanidad.

Tres mil años antes de Jesucristo ya se encuentra el origen de la palabra "rabia" en la lengua sánscrita, donde "Rabhas" significa "agredir". La palabra griega "lyssa" viene de la raíz "lud": "violento". La primera descripción de la enfermedad se remonta al siglo XXIII antes de Jesucristo, en el Código Eshuma en Babilonia. Desde la antigüedad ya se había establecido la relación entre la rabia humana y la rabia debida a mordeduras de los animales (especialmente perros).

Girolamo Fracastoro, sabio italiano nacido en Verona, describió la enfermedad (que había podido observar en numerosos pacientes) y sus modos de contaminación, y esto en 1530, es decir ¡350 años antes de Luis Pasteur!

Durante el siglo XIX la rabia canina o rabia de la calle es por dondequiera un verdadero flagelo, particularmente en Europa. El miedo a la rabia, debido a su modo de contaminación y a la ausencia de tratamiento eficaz, se había vuelto irracional. Las personas mordidas por un perro sospechoso de rabia se suicidaban o eran sacrificadas.

Hasta un caluroso día de verano de 1885, ser mordido por un perro rabioso significaba por tanto morir a manos de una de las enfermedades más temidas por la humanidad desde tiempos remotos: la rabia. Ese 7 de julio llegaba a las puertas del laboratorio de Luis Pasteur el pequeño Joseph Meister, de nueve años. El día anterior había sido mordido por un perro rabioso en las manos, piernas y muslos. Desde 1880 era público y notorio que Pasteur estaba buscando una vacuna antirrábica, pero hasta entonces todos los experimentos se habían realizado en animales. La naturaleza de las heridas y la absoluta convicción de que el pequeño Meister acabaría contrayendo la rabia precipitaron la experimentación de la vacuna en humanos. Durante nueve días se inocularon cantidades crecientes de virus. Joseph Meister no presentó ningún síntoma y pudo regresar sano a su hogar de Alsacia. Llegó a ser portero del Instituto Pasteur y en 1940, cincuenta y cinco años después del accidente que le hizo pasar a los anales de la historia de la medicina, se suicidó para evitar ser obligado a abrir la cripta donde estaba enterrado su salvador a los invasores alemanes. Se abría así una nueva página en el desarrollo de la medicina: fracasaba el humoralismo y comenzaba la era de la microbiología.

Pero la lucha contra la rabia tenía muchos siglos de antigüedad, a lo largo de los cuales fueron numerosos los métodos empleados. Frente a la impotencia de médicos, cirujanos y boticarios, representantes oficiales de la medicina tradicional, encontramos en la historia a los saludadores o dadores de salud, modelo de curandero-hechicero español que no se ha encontrado en otros países europeos, y cuya actividad principal era la curación de la rabia. Las primeras noticias sobre saludadores aparecen en los tratados anti-supersticiosos del franciscano fray Martín de Castañega (Tratado de supersticiones y hechicerías, 1529) y del catedrático de filosofía Pedro Ciruelo (Reprobación de supersticiones y hechicerías, 1556).

De extracción humilde, en la mayoría de los casos, un saludador recibía sus poderes sobrenaturales desde el mismo momento de su concepción. Para nacer con la gracia de poder curar la rabia, un individuo debía ser el séptimo hijo de una familia compuesta exclusivamente por varones, nacer en la noche de Navidad o de Viernes Santo y poseer una cruz en la bóveda palatina, lo que confería a su saliva poder terapéutico. Atribuían sus poderes curativos a Santa Quiteria, virgen y mártir gallega del siglo I. Hija de un gobernador romano y fruto más joven de un solo parto de nueve niñas, huyó de su casa para evitar ser desposada, pues quería mantener intacta su virginidad. El padre la hizo perseguir por el hombre que había sido destinado como su esposo quien, una vez la alcanzó, mandó decapitarla en la toledana localidad de Marjaliza. Pero aún decapitada, con su cabeza bajo el brazo, la santa caminó hasta el lugar que ella misma había elegido para su tumba. Desde el siglo II fue venerada como protectora de la rabia, pues se decía que infundía serenidad y dulzura a los atacados por esta enfermedad y en muchas regiones se tomó como costumbre lanzar a los perros rabiosos pan empapado en el aceite de una lámpara que ardiese ante su imagen.

La Iglesia, que contemplaba estas prácticas como eregías tenía su propio ritual para curar la rabia, que consistía en llevar a la persona rabiosa ante el sacerdote el cual, vestido con sobrepelliz y estola y pertrechado con una cruz y agua bendita, la conjuraba con gran devoción, tras lo cual cogía un poco de aceite de una lámpara que ardiese ante el Santísimo Sacramento y hacía una cruz en la mordedura.

Seguidamente recitaba otro conjuro y tomaba un poco de pan y sal. Conjuraba de nuevo, seguido de tres cruces sobre el pan y la sal hechas con un cuchillo y tres cruces sobre el pan con el aceite. Finalmente recitaba un último conjuro y rociaba al enfermo con agua bendita.

Pese a los procesos inquisitoriales contra los saludadores, hay constancia de su existencia hasta principios del siglo XX Lo cierto es que la última víctima de la enfermedad en España fue un médico mordido por su propio perro en 1975. Gracias a la vacuna, desde entonces no ha habido más muertes humanas en nuestro país. La rabia endémica desapareció de España en los años sesenta a raíz del comienzo del control y vacunación obligatorios para todos los perros, pero no sólo estos son un factor de riesgo.

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