LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS.

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LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS. La crisis política provoca el enfrentamiento de dos principios antagónicos: feudalismo y monarquía autoritaria. Si el fenómeno había de producirse en la mayor parte de los países, en Francia e Inglaterra iba a adquirir rango de conflicto internacional en la llamada guerra de los Cien Años (1337-1453).

    A la muerte del Rey francés Carlos IV, dos candidatos se disputan el Trono: Felipe de Valois y el Rey de Inglaterra, Eduardo III. Felipe de Valois será nombrado Rey por los nobles franceses, con el título de Felipe VI.

    Las causas de la guerra se hicieron manifiestas: el descontento de la monarquía inglesa ante la ayuda que Francia prestaba a Escocia en su lucha contra Inglaterra y por el viejo problema feudal de que el Rey de Inglaterra fuese vasallo del Rey de Francia, al tener importantes posesiones en este país. Estas serían las motivaciones de tipo político, a las que hay que sumar las de carácter económico, la principal de las cuales era la disputa del mercado lanero de Flandes, que pertenecía a Francia pero que estaba vinculado a Inglaterra por fuertes lazos económicos como suministrador de lanas para la industria textil británica.

    La guerra habría de desarrollarse en dos grandes fases:

    La primera (1337-1375), tras la victoria naval inglesa en la batalla de la Esclusa, los infantes y arqueros británicos derrotan a la caballería medieval francesa en Crecy y Poitiers.

    Durante este período, ambas monarquías pasan agudas crisis: peste negra, revueltas de los campesinos (Jacquerie, Walt Tyler), descontento de la burguesía (Etienne Marcel), luchas entre las familias nobiliarias (Borgoñones Armagnac).

    La segunda fase (1415-1453) dio comienzo con la llegada al Trono inglés de una nueva dinastía: la Lancaster. El Rey inglés, Enrique V, pasó de nuevo al ataque, obteniendo la resonante victoria de Azincourt, que le permitió firmar la ventajosa Paz de Troyes, en la cual obtenía la regencia y herencia del Trono francés. Cuando la situación parecía más crítica para Francia, aparece la figura legendaria de Juana de Arco, que representaba el nacimiento del sentimiento nacional francés. Con su ayuda, Carlos VII logra recuperar los territorios perdidos: París, Normandía y Guyena. La Paz de Picquigny (1475) liquidaría definitivamente el conflicto.

    Las consecuencias de la guerra habrían de ser grandes para ambos reinos. En el país galo, de la mano de Juana de Arco, surge el nacionalismo francés. También la guerra había contribuido a arruinar a la nobleza feudal, con lo que va a darse un fortalecimiento de autoritarismo regio: Carlos VII establece impuestos permanentes y Luis XI prosigue la obra de reconstrucción interior.

    En Inglaterra, la derrota había desprestigiado a la casa de Lancaster, con lo que el conflicto que mantenía con la casa de York va a agravarse. Es la llamada guerra de las Dos Rosas, que permitiría la subida al Trono del primer monarca Tudor, Enrique VII, que refuerza su absolutismo tras la ruina de la nobleza en la contienda civil.

Fuente: Enciclopedia Temática Lafer

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