A la
muerte del Rey francés Carlos IV, dos candidatos se disputan el Trono: Felipe
de Valois y el Rey de Inglaterra, Eduardo III. Felipe de Valois será nombrado
Rey por los nobles franceses, con el título de Felipe VI.
Las
causas de la guerra se hicieron manifiestas: el descontento de la monarquía
inglesa ante la ayuda que Francia prestaba a Escocia en su lucha contra
Inglaterra y por el viejo problema feudal de que el Rey de Inglaterra fuese
vasallo del Rey de Francia, al tener importantes posesiones en este país. Estas
serían las motivaciones de tipo político, a las que hay que sumar las de
carácter económico, la principal de las cuales era la disputa del mercado
lanero de Flandes, que pertenecía a Francia pero que estaba vinculado a
Inglaterra por fuertes lazos económicos como suministrador de lanas para la
industria textil británica.
La
guerra habría de desarrollarse en dos grandes fases:
La
primera (1337-1375), tras la victoria naval inglesa en la batalla de la Esclusa , los infantes y
arqueros británicos derrotan a la caballería medieval francesa en Crecy y
Poitiers.
Durante este período, ambas monarquías pasan agudas crisis: peste negra,
revueltas de los campesinos (Jacquerie, Walt Tyler), descontento de la
burguesía (Etienne Marcel), luchas entre las familias nobiliarias (Borgoñones
Armagnac).
La
segunda fase (1415-1453) dio comienzo con la llegada al Trono inglés de una
nueva dinastía: la
Lancaster. El Rey inglés, Enrique V, pasó de nuevo al ataque,
obteniendo la resonante victoria de Azincourt, que le permitió firmar la
ventajosa Paz de Troyes, en la cual obtenía la regencia y herencia del Trono
francés. Cuando la situación parecía más crítica para Francia, aparece la
figura legendaria de Juana de Arco, que representaba el nacimiento del
sentimiento nacional francés. Con su ayuda, Carlos VII logra recuperar los
territorios perdidos: París, Normandía y Guyena. La Paz de Picquigny (1475)
liquidaría definitivamente el conflicto.
Las
consecuencias de la guerra habrían de ser grandes para ambos reinos. En el país
galo, de la mano de Juana de Arco, surge el nacionalismo francés. También la
guerra había contribuido a arruinar a la nobleza feudal, con lo que va a darse
un fortalecimiento de autoritarismo regio: Carlos VII establece impuestos
permanentes y Luis XI prosigue la obra de reconstrucción interior.
En
Inglaterra, la derrota había desprestigiado a la casa de Lancaster, con lo que
el conflicto que mantenía con la casa de York va a agravarse. Es la llamada
guerra de las Dos Rosas, que permitiría la subida al Trono del primer monarca
Tudor, Enrique VII, que refuerza su absolutismo tras la ruina de la nobleza en
la contienda civil.
Fuente: Enciclopedia Temática Lafer