LOS VISIGODOS.
En España, el pueblo visigodo, intensamente romanizado y uno de los más
cultos de los pueblos germánicos, por su intenso contacto con la civilización
romana, va a dominar paulatinamente. Asentados en el Sur de Francia y Norte de la Península Ibérica ,
su superioridad militar les permitió la unificación política de Hispania.
Se
calcula que el total de la población visigoda era muy reducido (1 por 100 del
total peninsular) y formaba una aristocracia terrateniente y militarista. Las
dificultades de ensamblaje entre las dos poblaciones - visigoda e
hispano-romana - fueron grandes.
Si
bien puede decirse que la superior cultura del vencido conquistó al vencedor
(adopción del latín como lengua común y respeto a la legislación y religión hispanorromana),
la religión (arriana) y el derecho consuetudinario germánico de los visigodos
hicieron muy tardío la fusión. La tendencia nacionalista visigoda llegó, por
ejemplo, en su intento de dificultar la integración a redactar códigos de leyes
diferentes: el de Eurico, para los visigodos, y el de Alarico, para los
hispanos. La unificación legislativa de Chindasvinto (642 652) borró estas
diferencias («Liber Judiciorum»).
Derrotados los visigodos en Vouillé (507) por el franco Clodoveo, se ven
obligados a abandonar la Galia
y refugiarse en España, estableciendo más tarde su capital en Toledo.
La
economía, fundamentalmente agropecuaria, mantuvo en su estructura
(latifundismo), sus técnicas (arado romano) y sus producciones (cereales, vid,
olivo, ganado ovino) los moldes romanos sin ninguna variación.
La
conversión al catolicismo del Rey Recaredo (III Concilio de Toledo, año 589) -
y con él la de la minoría visigoda - y la unificación legislativa del siglo
VII, permitió una mayor comprensión entre las dos poblaciones. Pero la temprana
llegada de los árabes (711, batalla de Guadalete) y la escasa o nula oposición
de la población hispana en su avance, parece demostrar que la mayoría hispana
vivía entonces al margen de los intereses de la minoría visigoda, en cuyas
luchas intestinas de la nobleza para lograr el poder (monarquía electiva) hay
que ver la causa de su destrucción.
Fuente: Enciclopedia Temática Lafer