Apuntes para una historia universal
Justiniano I, quien reinó entre el 527 y el 565, fue un
reformador cuyo objetivo fue el de devolverle al imperio sus pasadas glorias.
Con este fin, creó una comisión para revisar y codificar la ley romana.
Desde los tiempos de Augusto, los romanos consideraban que
la ley y el gobierno eran sus principales contribuciones a la civilización.
Desde el siglo VI al VIII, el Imperio Bizantino logró preservar el núcleo de su
territorio de las invasiones persas, árabes, etcétera. Se protegió y
perfeccionó la ley romana, se estableció un eficiente sistema de gobierno. Se
mantuvieron las tradiciones artísticas y literarias griegas.
Sin embargo, hacia el siglo VI, se habían fundado cuatro
reinos germánicos o estados sucesores en los territorios del antiguo imperio
romano del oeste. Los germanos, originarios de Escandinavia y el norte de
Europa, hablaban lenguajes similares pero no idénticos. La sociedad germánica
era aristocrática, agrícola y tribal.
La transición a los reinos germánicos tuvo grandes efectos
en la sociedad y la civilización europea. Los gobiernos germánicos fueron más
personales que legales. Esto significa que sus reyes gobernaban en virtud de la
lealtad de sus hombres. Ellos fueron fundamentalmente líderes guerreros que
dirigían la nación sobre la base de su magnetismo personal. Los germanos
consideraban a su rey como un intermediario entre la comunidad y Dios. Aun
después de su conversión al cristianismo, ellos no cambiaron su visión.
Entonces la cristiandad germánica prestó una atención especial al Antiguo
Testamento con sus narraciones sobre reyes investidos por Dios. Este cambio en
el foco de la atención religiosa afectó la historia intelectual de la
cristiandad en Europa
Con la ascensión al poder de Carlomagno, a finales del siglo
VIII, y su proclamación como emperador en el 800, se produjo un renacimiento
carolingio en Europa. Carlomagno, quien condujo, entre el 772 y el 804,
campañas militares anuales, dirigidas a expandir su reino, supo combinar sus
éxitos militares con la creación de un gobierno interno efectivo, el poder
militar con el civil.
Entre los siglos VII y XI, el Imperio Bizantino y los reinos
europeos tuvieron historias básicamente separadas pero es difícil comprender la
importancia de los eventos y movimientos en una región sin referirse a la otra.
Esto es cierto porque la iglesia cristiana se extendió al Imperio del Este y a
los reinos germánicos y porque la corte imperial de Constantinopla, consideró
al oeste parte de su patrimonio durante siglos.
Los orígenes del monasticismo
Justo después del inicio del siglo IV, quizás en los tiempos
en que Constantino emitió su edicto de
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Apuntes para una historia universal tolerancia al
cristianismo (313), un discípulo de Antonio, Pacomio, fundó la primera
comunidad monástica en el este del Mediterráneo.
La idea del monasticismo llegó a Occidente cerca del 340,
cuando Atanasio, patriarca de Alejandría, fue a Italia como exiliado desde su
tierra natal. Atanasio fue el primer biógrafo de Antonio (251-356), padre
solitario cuya fama de asceta sagrado fue una de las piedras de la fundación y
el desarrollo del monasticismo cristiano. Uno de los primeros monasterios
occidentales se fundó aproximadamente a finales del siglo IV en Lerins, una
isla cerca de Marsella. La unión del monasticismo con la jerarquía regular de
la iglesia se convirtió en un modelo de organización eclesiástica en Occidente.
Durante el siglo VI, los monasterios fueron los principales
centros intelectuales de Europa, los benedictinos, una orden religiosa fundada
en el 529, por ejemplo, contaron entre sus moradores con una infinidad de
sabios que prestaron inmensos servicios a las letras y las artes. Únicos
eruditas de la Edad Media, transcribieron y conservaron para la posteridad las
joyas literarias de Grecia y Roma.
Decadencia del imperio bizantino
A mediados del siglo XI, muchas instituciones de la iglesia
se habían secularizado, así nació la necesidad de la reforma que a finales del
siglo XI y principios del siglo XII, concluyó con la idea de que, tanto el
estado como la iglesia tenían una autoridad limitada. La reforma también
fortaleció la figura del Papa en la iglesia. También la vida monástica se
enriqueció considerablemente. El movimiento de reforma de la iglesia en el
siglo XI y el crecimiento del poder real a principios del siglo XII produjo una
fricción de ideas entre la doble autoridad - dividida entre los poderes
eclesiástico y secular- y la majestad divina.
Entre los años 1 025 y 1 081, las repetidas incursiones
enemigas -normandas, y árabes esencialmente debilitaron considerablemente el
imperio. El colapso del poder militar bizantino, después de la batalla de
Manzikert en 1 071. Las cruzadas, 1 096- 1270, se produjeron en un momento en
que la sociedad europea y la autoridad política entraban en una nueva fase. En
1095, el papa Urbano II proclamó una cruzada contra los turcos.
El total colapso del imperio sobrevino en 1204. En 1 453,
cayó Constantinopla en manos árabes. Hacia el 1461, los turcos habían
conquistado todas las posesiones distantes de la autoridad bizantina y el imperio
desapareció.
Fuente: Apuntes para una historia universal
Lic. Rubén Apuntes para una historia universal
Lic. Rubén Cañedo Andalia,1 Lic. Caridad Karell Marí2