HACIA EL RENACIMIENTO.- Los siglos de la baja
Edad Media, XIV y XV, marcan el tránsito
hacia el Renacimiento y hacia la Edad Moderna. Los cambios, que resumimos, fueron
trascendentales.
Políticamente se da la afirmación y consolidación de las monarquías
autoritarias. El Rey, apoyado en una burguesía urbana, logra dominar a la
levantisca nobleza feudal y la transforma en cortesana y a su servicio. Dejó el
monarca de apoyarse en las inestables relaciones de dependencia feudal, creando
la idea de nación, en la cual todos los hombres del reino tenían unos ideales
comunes: un Rey, una ley y una fe.
Socialmente, la burguesía va logrando su consolidación, mientras la
aristocracia de la sangre irá quedando paulatinamente relegada a segundo
termino por la aristocracia del dinero. Los nuevos rumbos económicos iban a
empobrecer a la nobleza feudal, que llegó a perder poder aunque no prestigio.
El
desarrollo del capitalismo inicial, con la racionalización de la producción y
el afán de lucro, cambio las estructuras de trabajo vigentes (gremios,
artesanía familiar). El capital burgués utiliza la fuerza de trabajo de los
obreros asalariados, desprovistos de todo utillaje de trabajo y de garantías
salariales y de estabilidad en el empleo. Comienza a germinar un proletariado
urbano, y la sociedad se polariza hacia dos extremos contrapuestos: alta
burguesía y nobleza urbana y campesina de vida ostentosa, frente a un
campesinado cada vez más empobrecido, que se ve obligado a emigrar a las
grandes ciudades, incrementando de esta manera un proletariado urbano, que
arrastra una vida precaria e insegura, al estar desprovisto de la protección
paternalista del señor feudal o de los gremios.
Económicamente, asistimos, a partir del siglo XV, al nacimiento de un
llamado capitalismo inicial, con el triunfo de la mentalidad burguesa de los
grandes mercaderes. Existe una «ratio económica» y un auténtico espíritu de
empresa (apareciendo una nueva figura, la del empresario); el Estado apoya a
los particulares y la circulación monetaria aumenta. El eje económico de Europa
pasa del Mediterráneo al Atlántico, confirmándose este hecho a partir de los
grandes descubrimientos geográficos y del comercio con el continente americano.
Era
el otoño de la Edad Media
y el nacimiento de los tiempos modernos.
Fuente: Enciclopedia Temática Lafer
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