CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA. A partir de la obra de Gatterer


CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA.
A partir de la obra de Gatterer, la división tripartita de la Historia quedó sólidamente
establecida a lo largo de la Ilustración y el Romanticismo, principalmente debido a que se trataba de un modelo que sustituía la tradicional concepción de la Historia defendida por la Iglesia católica. Sin embargo, con el progresivo desarrollo científico de la Historia, se esgrimieron poderosos argumentos para rechazar enérgicamente esta división. El primero de ellos se basó en la cuestión cronológica: sin lugar a dudas, a los escolares les puede ser de gran ayuda poner el número de un año determinado al principio y al final de un período, pero semejante práctica despierta necesariamente la idea de que el curso del devenir cultural de la Humanidad se ha desarrollado con repentinas cesuras o líneas de ruptura. En efecto, si el descubrimiento de América (12 de octubre de 1492) es utilizado como el hito cronológico que marca el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, cómo afectó este cambio a Colón y a sus acompañantes, o a los propios europeos. Evidentemente en muy poco. El día 13 de octubre de 1492, «el primer día de la Edad Moderna», fue, sin lugar a dudas, tan parecido al anterior que
difícilmente se puede hablar de «hito histórico» que justifique el cambio de una época por otra. Y otro tanto podría decirse de la caída de Roma (476), que supuso el final de la
Antigüedad, o de la Revolución Francesa (1789), que significó el inicio de la Edad
Contemporánea, en la que todavía nos encontramos (a no ser que nuestros descendientes
digan, dentro de no se sabe cuántos años, que el final de la Edad Contemporánea se produjo con el final de la II Guerra Mundial, con la caída del Muro de Berlín o con la Exposición Universal de Sevilla).
Pero las objeciones no acaban aquí. Para algunos historiadores del norte de Europa, el
comienzo de la Edad Moderna debe situarse durante la Reforma, y se han propuesta fechas como el 1517 (año en el que Lutero expuso su escrito con las 95 tesis contra las indulgencias, hecho histórico que ha sido considerado como el inicio de la Reforma); para otros, el año 1450 (invención de la imprenta) debería fijarse como el hito de una nueva época, la Edad Moderna. En cualquier caso, si partimos del presupuesto de que es más correcto afirmar que la “Edad Moderna se inicia a finales del siglo XV”, ¿quiere esto decir que a comienzos del siglo XVI habían llegado a su fin las estructuras que habían caracterizado el medievo a nivel político, social o económico? Evidentemente no. El proceso histórico fue, como siempre, gradual, y no afectó por igual a todos los países y regiones europeas. Por no hablar aquí de amplias regiones del planeta (Japón, China e India, por ejemplo) en las que no podemos hablar de ningún paso a la Edad Moderna. Una vez más, nos encontramos ante una palpable
muestra de que la concepción imperante de la Historia ha sido, y aún hoy día es, eurocéntrica (o quizá sería más preciso decir que se reduce a la Historia de la cuenca mediterránea y de los pueblos europeos que mantuvieron contactos con ella).
Fuente: BIBLIOGRAFÍA.
BARRACLOUGH, G. (1993) Introducción a la Historia Contemporánea, Gredos, Madrid. BAUER, W. (1970) Introducción al estudio de la Historia, Bosch, Barcelona.
COOK, Ch. (1993) Diccionario de términos históricos, Alianza-Ediciones del Prado, Madrid.
GORTÁZAR, G.; CRUZ VALENCIANO, J. (1989, 2ª edic.) Cómo estudiar la Historia. Guía para estudiantes, Vicens-Vives, Barcelona.
MORADIELLOS, E. (1992) Las caras de Clío. Introducción a la Historia y a la
Historiografía, Universidad de Oviedo, Oviedo.
(1994) El oficio de historiador, Siglo XXI, Madrid.
SALMON, P. (1978) Historia y Crítica. Introducción a la metodología histórica, Teide.
Barcelona.
SÁNCHEZ MARCOS, F. (1993) Invitación a la historia. La historiografía, de Heródoto a Voltaire, a través de sus textos, Labor, Barcelona.
TUÑÓN DE LARA, M. (1981) Por qué la historia, Salvat, Barcelona.

HISTORIA DE LA TELEVISIÓN Introducción


HISTORIA DE LA TELEVISIÓN
Introducción
La prehistoria de la televisión se extiende, aproximadamente,
desde finales del siglo XIX hasta 1935. Al principio aparecieron
dos modelos: la televisión mecánica ideada por John Baird y la
electrónica creada por el investigador ruso-norteamericano
Vladimir Zwuorikyn.
Aunque fue la mecánica la primera en comenzar sus emisiones, la
electrónica se impuso al poco tiempo debido, fundamentalmente,
a su superioridad técnica.
En poco tiempo la televisión pasó de ser un invento de laboratorio
a convertirse en un medio al alcance del público, presagiando así
su enorme impacto mundial posterior. Su desarrollo, aunque
quedó interrumpido por el estallido de la I Guerra Mundial, se
retomó nada más acabar la contienda permitiéndole ocupar su
puesto entre los medios de comunicación más extendidos como la
prensa o la radio que ya tenían su propia historia en aquel
momento.
Superada la etapa de su nacimiento y consolidación, llegará la
época del color y, tras ella, la internacionalización del medio y de
sus contenidos, lo que impulsó el lanzamiento de los primeros
satélites de comunicación y de otras tecnologías como la
distribución por cable.
Por otro lado, se siente la necesidad, aparentemente opuesta, de
contar con contenidos de carácter local. Con la televisión local se
completa la presencia de la televisión en todos los ámbitos de
socialización del individuo, desde lo global hasta lo local.
En los capítulos siguientes vamos a ir desgranando los diferentes
apartados anteriormente citados.
Fuente: HistoriadelaTelevicion.pdf

HISTORIA DE ROMA


HISTORIA DE ROMA
desde su fundación.
TITO LIVIO
Libros I a X
Libro 1: Las primeras leyendas
[1,1] Para empezar, se admite generalmente que después de la toma de Troya,
mientras que el resto de los troyanos fueron masacrados, en contra de dos de ellos -
Eneas y Antenor - los aqueos se negaron a ejercer el derecho de la guerra, en parte
debido a los antiguos lazos de la hospitalidad, y en parte porque estos hombres
habían estado siempre a favor de hacer la paz y entregar a Helena. Sus fortunas
posteriores fueron distintas. Antenor navegó hasta la parte más alejada del Adriático,
acompañado de cierto número de los de Eneas que habían sido expulsados de
Paflagonia por una revolución, y que tras perder a su rey Pylamenes ante Troya
estaban buscando un lugar donde asentarse y un jefe. La fuerza combinada de los
de Eneas y los troyanos derrotaron a los Euganos, que habitaban entre el mar y los
Alpes, y ocuparon sus tierras. El lugar donde desembarcaron fue llamado Troya, y el
nombre se extendió a los alrededores, la nación entera fue llamada vénetos.
Desgracias similares llevaron a Eneas a convertirse en un vagabundo, pero los
hados estaban preparando un destino más alto para él. Visitó en primer lugar
Macedonia, a continuación se llegó a Sicilia en busca de un lugar donde asentarse;
de Sicilia, dirigió su rumbo hacia el territorio Laurentiano. Aquí también se encuentra
el nombre de Troya, y aquí desembarcaron los troyanos, y como sus viajes casi
infinitos no les habían dejado más que sus armas y sus naves, comenzaron a
saquear la zona. Los aborígenes, que ocupaban el país, con su rey Latino a la
cabeza, llegaron apresuradamente desde la ciudad y los distritos rurales a fin de
repeler las incursiones de los extranjeros por la fuerza de las armas.
Desde este punto hay una doble tradición. Según el uno, Latino fue derrotado en la
batalla, e hizo la paz con Eneas, y, posteriormente, una alianza familiar. Según la
otra, mientras que los dos ejércitos se encontraban dispuestos a enfrentarse y a la
espera de la señal, Latino avanzó desde sus líneas e invitó al líder de los extranjeros
a conferenciar. Él le preguntó qué clase de hombres eran, de dónde venían, lo que
había ocurrido para hacerles abandonar sus hogares, qué buscaban cuando llegaron
al territorio de Latino. Cuando se enteró de que los hombres eran troyanos, que su
jefe era Eneas, hijo de Anquises y Venus, que su ciudad había sido quemada, y que
los exiliados sin hogar estaban buscando un lugar para asentarse y construir una
ciudad, quedó tan impresionado con el porte noble de los hombres y su jefe, y su
disposición a aceptar tanto la paz como la guerra, que ofreció su mano derecha
como compromiso solemne de amistad para el futuro. Un tratado formal se realizó
entre los dirigentes y se intercambiaron saludos entre los ejércitos. Latino recibió a
Eneas como invitado en su casa, y allí, en presencia de sus deidades tutelares,
completó la alianza política con otra doméstica y dio a su hija en matrimonio a
Eneas. Este incidente confirmó a los troyanos en la esperanza de que habían
llegado al término de sus viajes y ganado un hogar permanente. Construyeron una
ciudad, que Eneas llamó Lavinia por su esposa. En poco tiempo nació un niño del
nuevo matrimonio, a quien sus padres le dieron el nombre de Ascanio.
[1,2] En un corto período de tiempo los aborígenes y troyanos se vieron envueltos
en una guerra con, el rey de los rútulos. Lavinia había sido prometida al rey antes de
la llegada de Eneas, y, furioso porque un extraño fuera preferido a él, declaró la
guerra contra ambos, Latino y Eneas. Ninguna de las partes pudo felicitarse por el
resultado de la batalla: los rútulos fueron derrotados, pero los victoriosos aborígenes
los y troyanos perdieron a su jefe Latino. Sintiendo la necesidad de aliados, Turno y
los rútulos hubieron de recurrir a la fuerza célebre de los etruscos y Mecencio, su
rey, que reinaba en Caere, una ciudad rica en aquellos días. Desde el principio, no
sintió más que placer por el crecimiento de la nueva ciudad, pero ahora consideraba
el crecimiento del Estado de Troya como demasiado rápido para la seguridad de sus
vecinos, por lo que acogió con satisfacción la propuesta de unir fuerzas con los
rútulos. Para mantener a los aborígenes con él frente a esta poderosa coalición y
asegurarse de que estaban no sólo bajo las mismas leyes, sino bajo el mismo
mando, Eneas denominó a ambas naciones con el nombre de Latinos. A partir de
ese momento los aborígenes no estuvieron por detrás de los troyanos en su leal
devoción a Eneas. Tan grande era el poder de Etruria que la fama de su pueblo
había llegado no sólo a las partes interiores de Italia, sino también los distritos
costeros a lo largo de las tierra desde los Alpes hasta el estrecho de Mesina. Eneas,
no obstante, confiando en la lealtad de las dos naciones que fueron creciendo día a
día como una sola, condujo a sus fuerzas al campo de batalla, en lugar de esperar al
enemigo detrás de sus muros. La batalla terminó a favor de los latinos, pero fue el
último acto mortal de Eneas. Su tumba - si así se le puede considerar - está situada
en la orilla del Numicius. Se le llama "Júpiter Indigetes".
Fuente: HISTORIA DE ROMA
desde su fundación.
TITO LIVIO
Libros I a X

CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA: EDADES


CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA.
EDADES
PREHISTORIA DURACIÓN
Es el período más largo y se extiende desde la
aparición del ser humano sobre la Tierra (hace más de
2 m. a.) hasta que aparecen los primeros documentos
escritos (aproximadamente 3.500 a. C.)
ANTIGUA - DURACIÓN
Desde la aparición de la escritura hasta la caída del
Imperio romano de Occidente a finales del siglo V
(476)
MEDIEVAL - DURACIÓN
Desde la caída del Imperio romano de Occidente hasta
que Constantinopla cae en poder de los turcos (1453).
Para los españoles, la fecha tradicional es 1492
(descubrimiento de América).
MODERNA - DURACIÓN
Desde el descubrimiento de América hasta 1789,
fecha del estallido de la Revolución Francesa.
CONTEMPORÁNEA - DURACIÓN
Abarca desde finales del siglo XVIII (1789) hasta
nuestros días.
En síntesis, resulta evidente que prácticamente todos los historiadores critican la
periodización de la Historia, pero ninguno de ellos ha dejado de utilizarla. La periodización de la Historia Universal, dejando sentado que se trata una división artificial, constituye un avance en la concepción de la propia ciencia histórica. El concepto de Historia General como visión totalizadora, nace con el historiador griego Diodoro Sículo, que escribió entre el año 60 y 30 a. C. lo que hoy día llamaríamos una “Historia Universal” (su título original era Bibliotheke historike), en cuarenta libros, en la que narraba tanto la historia de los griegos como la de los pueblos no griegos.
Sin embargo, la idea de un desarrollo de la Historia Universal lineal, único y unitario
desde la Creación hasta el Juicio Final que, en forma secularizada, aún se mantiene en el
moderno pensamiento histórico, es una adquisición de la concepción filosófico-teológica cristiana. Y dentro de ella, cabe destacar la figura de Eusebio de Cesarea (siglo IV). Su obra principal, Crónica Universal, es el embrión de las divisiones histórico-teológicas que se utilizaron durante la Edad Media. La “Crónica Universal” (Chronikon), escrita en griego en diez volúmenes, se divide en dos partes: en la primera de ellas se describen, en sucesión lineal, los imperios orientales, el griego y el romano; en la segunda parte se incluyen unas tablas cronológicas donde se recogen las listas de los gobernantes y los acontecimientos históricos que Eusebio de Cesarea consideraba más importantes, ordenados cronológicamente desde el nacimiento de Abraham (calculado en el 2016 a. C.) hasta el 328 d. C. Como ya se ha dicho, esta obra gozó de gran popularidad durante la Edad Media, fundamentalmente a partir de la adaptación latina realizada por San Jerónimo (siglos IV-V).
Pero el paso más importante en la periodización de la Historia fue el que dio Isidoro de
Sevilla (siglo VII) al organizar su Crónica en seis “edades” (aetates), que iban desde la
Creación del mundo hasta la que arranca del nacimiento de Cristo, pasando por los jalones intermedios que se marcan por medio de Noé, Abraham, David y el destierro de Babilonia.
Esta concepción de la Historia Universal dividida en seis aetates gozó de gran influencia en la obra de otros eruditos posteriores, hasta que el Renacimiento acabó con la tradición bíblicoteológica.
En el siglo XVII, el historiador protestante Cristóbal Cellarius (1638-1707), en su
obra Historia Antigua (1685) separa la Historia Universal en tres edades: Antigua, Media y Moderna. Para Cellarius, la Historia Antigua llegaba hasta Constantino el Grande (324); la Historia Medieval (Historia medii aeuii) transcurría desde aquí hasta la caída de Constantinopla (1453); mientras que la Historia Moderna (Historia noua) se extendía desde aquí hasta su propia época. Unos años más tarde, John Cristoph Gatterer adopta también esta división tripartita en su obra, aunque adelantando los límites: la Antigüedad se extiende hasta el 476 (caída de Roma) y el comienzo de la Edad Moderna es situado hacia 1492 (descubrimiento de América) o 1517 (inicio de la Reforma).
BIBLIOGRAFÍA.
BARRACLOUGH, G. (1993) Introducción a la Historia Contemporánea, Gredos, Madrid.
BAUER, W. (1970) Introducción al estudio de la Historia, Bosch, Barcelona.
COOK, Ch. (1993) Diccionario de términos históricos, Alianza-Ediciones del Prado, Madrid.
GORTÁZAR, G.; CRUZ VALENCIANO, J. (1989, 2ª edic.) Cómo estudiar la Historia. Guía para estudiantes, Vicens-Vives, Barcelona
MORADIELLOS, E. (1992) Las caras de Clío. Introducción a la Historia y a la
Historiografía, Universidad de Oviedo, Oviedo.
(1994) El oficio de historiador, Siglo XXI, Madrid.
SALMON, P. (1978) Historia y Crítica. Introducción a la metodología histórica, Teide.
Barcelona.
SÁNCHEZ MARCOS, F. (1993) Invitación a la historia. La historiografía, de Heródoto a Voltaire, a través de sus textos, Labor, Barcelona.
TUÑÓN DE LARA, M. (1981) Por qué la historia, Salvat, Barcelona.

HISTORIA DE ROMA desde su fundación.


HISTORIA DE ROMA
desde su fundación.
TITO LIVIO
Libros I a X
PREFACIO
[1.Prefacio] Puede que la tarea que me he impuesto de escribir una historia
completa del pueblo romano desde el comienzo mismo de su existencia me
recompense por el trabajo invertido en ella, no lo sé con certeza, ni creo que pueda
aventurarlo. Porque veo que esta es una práctica común y antiguamente
establecida, cada nuevo escritor está siempre persuadido de que ni lograrán mayor
certidumbre en las materias de su narración, ni superarán la rudeza de la antigüedad
en la excelencia de su estilo. Aunque esto sea así, seguirá siendo una gran
satisfacción para mí haber tenido mi parte también en investigar, hasta el máximo de
mis capacidades, los anales de la nación más importante del mundo, con un interés
más profundo; y si en tal conjunto de escritores mi propia reputación resulta
ocultada, me consuelo con la fama y la grandeza de aquellos que eclipsen mi fama.
El asunto, además, es uno que exige un inmenso trabajo. Se remonta a más de 700
años atrás y, después de un comienzo modesto y humilde, ha crecido a tal magnitud
que empieza a ser abrumador por su grandeza. No me cabe duda, tampoco, que
para la mayoría de mis lectores los primeros tiempos y los inmediatamente
siguientes, tienen poco atractivo; Se apresurarán a estos tiempos modernos en los
que el poderío de una nación principal es desgastado por el deterioro interno. Yo, en
cambio, buscaré una mayor recompensa a mis trabajos en poder cerrar los ojos ante
los males de que nuestra generación ha sido testigo durante tantos años; tanto
tiempo, al menos, como estoy dedicando todo mi pensamiento a reproducir los
claros registros, libre de toda la ansiedad que pueden perturbar el historiador de su
época, aunque no le puedan deformar la verdad.
La tradición de lo que ocurrió antes de la fundación de la ciudad o mientras se
estaba construyendo, están más próximas a adornar las creaciones del poeta que
las actas auténticas del historiador, y no tengo ninguna intención de establecer su
verdad o su falsedad. Esta licencia se concede tanto a los antiguos, que al
mezclarse las acciones humanas con la voluntad divina se confiere una mayor y
augusta dignidad a los orígenes de los Estados. Ahora bien, si a alguna nación se le
debe permitir reclamar un origen sagrado y apuntar a una paternidad divina, ésa
nación es Roma. Porque tal es su fama en la guerra que cuando se elige para
representar a Marte como su propio padre y su fundador, las naciones del mundo
aceptan tal declaración con la misma ecuanimidad con que aceptan su dominio.
Pero cualesquiera opiniones o críticas a estas y otras tradiciones, las considero
como de poca importancia. Los temas a los que les pido a cada uno de mis lectores
que dediquen su atención son estas - la vida y costumbres de la comunidad, los
hombres y las cualidades por las que a través de la política interna y la guerra
exterior se ganó y amplió su dominio. Entonces, conforme se degradan las
costumbres, se sigue la decadencia del carácter nacional, observando cómo al
principio lentamente se hunde, y luego se desliza hacia abajo más rápidamente, y
finalmente comienza a sumirse en una prolongada ruina, hasta que llega a estos
días, en los que podemos no soportar nuestras enfermedades ni sus remedios.
Existe una excepcionalmente benéfica y fructífera ventaja derivada del estudio del
pasado, como se ve, al poner a la clara luz de la verdad histórica, ejemplos de cada
posible índole. A partir de éstos, podrá seleccionar para uno y su país lo que imitar y
también lo que, por ser malicioso en sus inicios y desastroso en sus términos, se
debe evitar. A menos que, sin embargo, me engañe por el efecto de mi empresa, no
ha existido ningún Estado con mayor potencia, con una moral más pura, o más fértil
en buenos ejemplos; o cualquier otro en el que la avaricia y el lujo hayan tardado
más en avanzar, o la pobreza y la frugalidad hayan sido tan alta y continuamente
honradas, mostrando así claramente que cuanta menor riqueza poseen los hombres,
menos codician. En estos últimos años la riqueza ha llevado a la avaricia, y el deseo
ilimitada de placer ha creado en los hombres una pasión por arruinarse a sí mismos
y todo lo demás a través de la auto-indulgencia y el libertinaje. Pero las críticas que
serán mal acogidas, aun cuando tal vez fuesen necesarias, no deben aparecer en al
principio de todos los eventos de esta extensa obra. Preferiremos empezar con
presagios favorables, y si pudiésemos adoptar la costumbre de los poetas, habría
sido mucho más agradable comenzar con las oraciones y súplicas a los dioses y
diosas que garantizarían un resultado favorable y éxito a la gran tarea tenemos ante
nosotros.
Fuente: HISTORIA DE ROMA
desde su fundación.
TITO LIVIO
Libros I a X

Los períodos de la Historia.


CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA.
Los períodos de la Historia.
La Historia a secas existe. Sin embargo, es usual encontrarnos el término «Historia»
seguido de algún epíteto o añadido que especifica aún más su contenido. Citemos aquí
algunos los ejemplos más conocidos: Historia Antigua, Historia Medieval, Historia Moderna e Historia Contemporánea. En otras ocasiones, el término «Historia» aparece acompañado de preposiciones que, al igual que los epítetos anteriormente mencionados, restriñen su significado a un ámbito cronológico determinado (por ejemplo, Prehistoria y Protohistoria).
Finalmente, podemos encontrar el término «Historia» acompañado de complementos que delimitan su campo de acción: Historia del Arte, Historia del Derecho, Historia de la Filosofía, Historia de la Ciencia, Historia de la Literatura, etc.
La única justificación que existe para defender estas parcelaciones de la Historia, ya
sea en espacios temporales (Prehistoria, Antigua, Medieval, etc.), ya sea en ámbitos temáticos (de la Ciencia, del Derecho, etc.), radica en la necesidad de facilitar la investigación y la docencia de la propia Historia. Así pues, estas periodizaciones y divisiones de la Historia constituyen un simple convencionalismo y, como tendremos oportunidad de explicar a continuación, aunque algunos de estos períodos gozan ya de una tradición que arranca desde el Renacimiento, otros se han propuesto en fecha más reciente. Cabe, además, la posibilidad de que en un futuro no muy lejano se acuñen nuevos términos para parcelar aún más nuestro pasado más inmediato.
A pesar de la comodidad que supone establecer una periodización cerrada de la
Historia, no debemos obviar los riegos que entraña esta tendencia a encerrar en
compartimentos temporales y espaciales el pasado histórico. El historiador alemán Heinrich Gelzer ha sabido resumir en pocas palabras cuál es el sentido de estas divisiones internas del conocimiento histórico: “Todas las periodizaciones y delimitaciones en el curso de la Historia Universal son sólo condicionales y por ello completamente voluntarias. La Historia misma, en la que cada acontecimiento está en relación causal con el que le precede y con el que le sigue, no hace ningún corte, es un continuo sucesivo”. En efecto, como ha señalado el historiador británico Geoffrey Barraclough, al analizar la problemática cuestión del concepto de Historia Contemporánea, “todas las etiquetas con que solemos marcar determinados
períodos de la historia las fabricamos «a posteriori». Solamente podemos percibir el carácter de una época cuando la miramos desde lejos y desde fuera”.
Fuente: BIBLIOGRAFÍA.
BARRACLOUGH, G. (1993) Introducción a la Historia Contemporánea, Gredos, Madrid.
BAUER, W. (1970) Introducción al estudio de la Historia, Bosch, Barcelona.
COOK, Ch. (1993) Diccionario de términos históricos, Alianza-Ediciones del Prado, Madrid.
GORTÁZAR, G.; CRUZ VALENCIANO, J. (1989, 2ª edic.) Cómo estudiar la Historia. Guía para estudiantes, Vicens-Vives, Barcelona.
MORADIELLOS, E. (1992) Las caras de Clío. Introducción a la Historia y a la
Historiografía, Universidad de Oviedo, Oviedo.
(1994) El oficio de historiador, Siglo XXI, Madrid.
SALMON, P. (1978) Historia y Crítica. Introducción a la metodología histórica, Teide.
Barcelona.
SÁNCHEZ MARCOS, F. (1993) Invitación a la historia. La historiografía, de Heródoto a Voltaire, a través de sus textos, Labor, Barcelona.
TUÑÓN DE LARA, M. (1981) Por qué la historia, Salvat, Barcelona

HISTORIA DE ROMA desde su fundación.


HISTORIA DE ROMA desde su fundación.
TITO LIVIO Libros I a X
TITO LIVIO: La historia de Roma (ab vrbe condita)
Titus Livius o Tito Livio (59 adC – 17 dC): Nacido y muerto en lo que hoy es
Padua, capital de la Venetia, se traslada a Roma con 24 años. Se le encargó la
educación del futuro emperador Claudio. Tito Livio escribió una Historia de Roma,
desde la fundación de la ciudad hasta la muerte de Nerón Claudio Druso en 9 a. C.,
Ab urbe condita libri (normalmente conocida como las Décadas). La obra constaba
de 142 libros, divididos en décadas o grupos de 10 libros. De ellos, sólo 35 han
llegado hasta nuestros días (del 1 al 10 y del 21 al 45).
Los libros que han llegado hasta nosotros contienen la historia de los primeros
siglos de Roma, desde la fundación en el año 753 a. C. hasta 292 a. C., relatan la
Segunda Guerra Púnica y la conquista por los romanos de la Galia cisalpina, de
Grecia, de Macedonia y de parte de Asia Menor
Se basó en Quinto Claudio Cuadrigario, Valerio Antias, Antípatro, Polibio,
Catón el Viejo y Posidonio. Por lo general se adhiere a una de las fuentes, que luego
completa con las otras, lo que a veces hace que se encuentren duplicados,
discrepancias cronológicas e incluso inexactitudes.
En esta Historia de Roma también encontramos la primera ucronía conocida:
Tito Livio imaginando el mundo si Alejandro Magno hubiera iniciado sus conquistas
hacia el oeste y no hacia el este de Grecia.
Es célebre la relación que entabló Tito Livio con el emperador Augusto.
Diversos autores han dicho que la historiografía de Livio legitimaba y daba sustento
al poder imperial, lo que se demostraba en las lecturas públicas de su obra; sin
embargo, pueden apreciarse en la obra de Tito Livio críticas hacia el imperio de
Augusto que refutan tal condición de legitimidad. Al parecer el historiador y el
gobernante, quien era su mecenas, eran muy amigos y eso permitió que la obra del
primero se plasmara tal como éste lo decidiera.
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NOTA DEL TRADUCTOR AL CASTELLANO.
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Ficha original de la página web en
http://mcadams.posc.mu.edu/txt/ah/Livy/index.html
Historia de Roma de Tito Livio
Fuente del texto inglés:
* Colección de la biblioteca: "Everyman's Library"
* Obras publicadas: "La Historia de Roma"
* Autor: Tito Livio
* Traductor al inglés: Rev. Canon Roberts
* Editor: Ernest Rhys
* Editor: JM Dent & Sons, Ltd., Londres, 1905
Para la presente traducción desde el inglés se han utilizado las siguientes fuentes:
Texto inglés original:
http://mcadams.posc.mu.edu/txt/ah/Livy/index.html
Texto latino de apoyo:
http://www.thelatinlibrary.com/liv.html
Textos castellanos de apoyo:
Edición escaneada por Google Books de la edición de la Imprenta Real de Madrid
(España) de 1793, 1794 y 1795 de "DÉCADAS DE TITO LIVIO, Príncipe de la
Historia Romana", en cinco Tomos y que se pueden consultar en los enlaces:
Tomo I.- http://books.google.es/books?id=2IpR9cBM2dwC
Tomo II.- http://books.google.es/books?id=D7idSInCqRYC
Tomo III.- http://books.google.es/books?id=GNmaIB6dWMsC
Tomo IV.- http://books.google.es/books?id=51FivgpIO8EC
Tomo V.- http://books.google.es/books?id=MJq3MnzKbMMC
Igualmente, se ha tenido a la vista la traducción de José Antonio Villar Vidal,
publicada por Editorial Gredos en 1990 dentro de la "Biblioteca Clásica Gredos" para
los libros VIII-X, XXXI-XXXV, XXXVI-XL y XLI-XV; la traducción de Antonio Ramírez
Verger y Juan Fernández Valverde, publicada por Alianza Editorial en 1992 para los
libros XXI-XXV y la traducción de Fernando Gascó y José Solís publicada por
Alianza Editorial en 1992 para los libros XXVI-XXX.
Los nombres de ciudades, personas y pueblos han sido castellanizados siguiendo
las normas de la Real Academia de la Lengua. Para aquellos casos en que no
existía versión castellana del nombre en cuestión o no existía nombre italiano actual,
se ha dejado el original latino. Cuando Tito Livio habla de “la Ciudad”, con
mayúsculas, se refiere, evidentemente, a Roma. Dentro de la acotación de
corchetes, el traductor al castellano ha insertado aquellas notas aclaratorias que le
han parecido pertinentes y procurando la mayor concisión. En todo caso, van
siempre finalizadas por la abreviatura “N. del T.”
Por último, deseamos precisar la traducción escogida para cuatro palabras, dos de
ellas extraordinariamente específicas del latín: gens y familia. Para "gens", dada la
inadecuación de cualquier término castellano, se ha dejado la voz latina original.
Valga para ella lo que escribió Cicerón: "Gentiles son los que llevan el mismo
nombre. No es bastante. Los que proceden de personas ingenuas. Tampoco basta
con eso. Cuyos antepasados ninguno fue esclavo. Aún falta algo. Y no han sufrido
"deminución de cabeza". Quizás así ya queda completa la noción.[Guillén, José,
VRBS ROMA. Vida y costumbre de los romanos. I: La vida privada, Sígueme,
Salamanca, 2004 (5ªed.), págs. 115-118. ISBN 978-84-301-0461-1]". Para "familia"
entendida como aquella rama de una gens caracterizada por un cognomen o apodo
común (v.g. "César", "Escauro", "Cicerón", etc.), hemos elegido el vocablo castellano
"familia", pues tanto en un sentido extenso como laxo se ajusta bien a la definición
latina.
El tercer vocablo es “legatus”, legado, que tiene dos acepciones: una civil y otra
militar. Cuando Tito Livio la emplea para describir a un enviado diplomático, se ha
optado por traducirla como “embajador” o “legado”; cuando la emplea para referirse
al empleo militar se ha optado por la palabra “general” que en el castellano actual
describe perfectamente a un oficial superior que manda fuerzas de entidad
semejante a las de una legión y carece de mando político, el cual correspondía al
cónsul.
Por extensión, la expresión “imperator” se ha traducido como “jefe” o
“comandante” pues, para el periodo que historia Tito Livio, carecía del sentido que
nosotros ahora usamos para “emperador” y sólo era otorgado por los soldados que
aclamaban así a sus jefes militares carismáticos y extraordinariamente hábiles.
En cuanto a las medidas, para el pie romano se ha adoptado la medida de 0,296
metros como cifra media a partir de diversas fuentes. Cinco pies daban un paso,
passvs, y mil de estos una milla que, en metros, resultan ser 1.480.
Por último, se desea indicar expresamente que la presente traducción está libre de
derechos, rogándose la cita de la procedencia original, tanto del texto en castellano
como del inglés.
Murcia (España), 25 de mayo de 2011.
Antonio Diego Duarte Sánchez.
Fuente: HISTORIA DE ROMA desde su fundación.
TITO LIVIO Libros I a X
Copyright (c) 1996 by Bruce J. Butterfield.
Copyright (c) 2010-2011. De la traducción del inglés al castellano. por Antonio D.
Duarte Sánchez.
.

CONCEPTO- LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA. 2


CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA.
Desde la Antigüedad se han propuesto numerosas definiciones del concepto de
«Historia» que, evidentemente, no vamos a recoger en esta Unidad Didáctica, por evidentes problemas de espacio, aunque sí señalaremos algunas de las que consideramos más importantes. Una de las más célebres es la de Cicerón, quien, a pesar de que no fue un historiador, sí que estaba muy interesado en la historia por su valor para la retórica y la política: “La Historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la Antigüedad” (De oratore, II, 9, 36). En efecto, para Cicerón la Historia era “maestra de la vida” , y por esa razón el estadista debía tener una vasta cultura que comprendiera conocimientos de historia. Y es que, para Cicerón, el conocimiento de los hechos memorables del pasado era de gran valor para el político, ya que el conocimiento del pasado podía ser de ayuda para predecir el futuro.
Uno de los problemas más graves que tiene la ciencia histórica es que, como señaló
acertadamente Pierre Vilar, el concepto de se emplea para definirlo es válido tanto para
denominar el conocimiento de la materia (Historia), como la materia de ese conocimiento (historia). Y si a estos dos contenidos del concepto añadimos uno más, encontramos tres concepciones distintas de la historia:
a) La historia como todo lo pasado, como conjunto de hechos, fechas, anécdotas, etc.,
sin ninguna relación estructural.
b) La historia fundada en una elección de hechos de acuerdo con la ideología
dominante en cada momento. Hechos importantes recogidos por la tradición, el
«recuerdo colectivo», las crónicas oficiales, constatadas por documentos,
monumentos, restos arqueológicos, etc.
c) La historia como estudio de los hechos pasados, especialmente de aquellos que
determinan (hechos de masas) los movimientos de población, la producción, las
luchas sociales, etc., sin olvidar los hechos concretos (guerras, revoluciones,
etc.).El análisis científico de este cúmulo de hechos es el objeto de la historia como
ciencia.
La escuela de los Annales defiende la consideración de la Historia como ciencia social
ya que, como señaló Lucien Febvre, “la historia es, por definición, absolutamente social”. Y como no podía ser de otra manera, la principal función de la Historia era, para Febvre, eminentemente social: “Organizar el pasado en función del presente: eso es lo que podría denominarse la función social de la historia”. En España, Josep Fontana ha concebido la historia desde una posición influida por la escuela de los Annales y por la dialéctica materialista: “La historia deberá reconocerse por estos dos signos: porque se ocupa de los hombres en sociedad, de sus luchas y de sus progresos y porque su finalidad es ayudarles a comprender el mundo en que viven para que les sirva de arma en sus luchas y de herramienta en la construcción de su futuro” . Por su parte, Tuñón de Lara ha preferido considerar la historia como un elemento necesario para el desarrollo colectivo de un pueblo (“la comprensión del pasado es el entendimiento del presente”), ya que “si un pueblo no ha comprendido su pasado y no sabe cómo y por qué ha llegado a ser lo que es, ese pueblo no podrá prever ni afrontar el porvenir”.
Fuente: BIBLIOGRAFÍA.
BARRACLOUGH, G. (1993) Introducción a la Historia Contemporánea, Gredos, Madrid.
BAUER, W. (1970) Introducción al estudio de la Historia, Bosch, Barcelona.
COOK, Ch. (1993) Diccionario de términos históricos, Alianza-Ediciones del Prado, Madrid.
GORTÁZAR, G.; CRUZ VALENCIANO, J. (1989, 2ª edic.) Cómo estudiar la Historia. Guía para estudiantes, Vicens-Vives, Barcelona.
MORADIELLOS, E. (1992) Las caras de Clío. Introducción a la Historia y a la
Historiografía, Universidad de Oviedo, Oviedo.
(1994) El oficio de historiador, Siglo XXI, Madrid.
SALMON, P. (1978) Historia y Crítica. Introducción a la metodología histórica, Teide.
Barcelona.
SÁNCHEZ MARCOS, F. (1993) Invitación a la historia. La historiografía, de Heródoto a Voltaire, a través de sus textos, Labor, Barcelona.
TUÑÓN DE LARA, M. (1981) Por qué la historia, Salvat, Barcelona.

CONCEPTO - LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA.


CONCEPTO, LÍMITES Y FUENTES DE LA HISTORIA.
¿Qué es la Historia? ¿Para qué sirve? ¿Cómo se hace la Historia? Muchas veces nos
hemos planteado algunas de estas preguntas. A lo largo de las siguientes páginas vamos a intentar responder a estas y otras similares, con el fin de que los alumnos de esta materia específica de Historia General tengan una visión global sobre las ciencias históricas, a cuyo estudio dedicará los próximos años de su vida, una vez superado el Curso de acceso para mayores de 25 años.
Aunque la Historia es una de las disciplinas científicas de ese grupo que ahora se
conoce como Humanísticas, debemos reconocer que goza de muy mala prensa en algunos sectores de la sociedad, que la consideran “subjetiva”, “politizada” e, incluso, “partidista”. Sin embargo, la sociedad actual demanda continuamente obras de carácter histórico, a juzgar por las repetidas ediciones de coleccionables de Historia (sobre los más variados temas), o por el éxito editorial de las novelas históricas (citemos aquí, como ejemplos más recientes, la trilogía sobre Alejandro Magno, realizada por el italiano Valerio Massimo Manfredi, o la serie dedicada al faraón Ramsés II por el francés Christian Jacq). Si a ello unimos la existencia de una serie de frases hechas que suelen estar en boca del gran público (“la historia se repite”, “la historia juzgará”, “El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, “la historia nos enseña”, etc.), llegamos a la conclusión de que pocas disciplinas científicas gozan hoy día de tanto interés y, paradójicamente, de tanta desconocimiento entre el gran público, como la Historia.
1. Concepto de Historia.
Una de las maneras más comunes de definir un concepto consiste en explicar su
etimología. Pues bien, siguiendo este método, nos encontramos con que el término «Historia» deriva de una palabra del griego antiguo, que literalmente significa historia, algo lógico si tenemos en cuenta que fueron los griegos los que «inventaron» la Historia. En efecto, el genio griego, que fue capaz de crear la Filosofía, fue también el creador de algo tan útil y, al mismo tiempo, apasionante como la Historia. Pero, ¿por qué los griegos llamaron historia a la «Historia»? Pues sencillamente porque esta palabra era lo que más se acercaba a esa nueva realidad que acababan de crear. En efecto, el término griego histor (que significa testigo y puede traducirse también como el que ve) fue utilizado para definir esa nueva realidad, la Historia, ya que para Heródoto de Halicarnaso, al que Cicerón calificó como «el padre de la Historia», consideraba que la Historia debía ser entendida como «indagación», «averiguación» sobre los hechos del pasado. En síntesis, la Historia debe su nombre al concepto que utilizaban los griegos para denominar a la persona que ve algo, el testigo. Así pues, la Historia venía a ser para los antiguos griegos el testigo de los acontecimientos humanos pretéritos, aunque, como veremos más adelante, en el apartado dedicado a la
historiografía��, preferían más lo que hoy día llamaríamos «Historia inmediata» antes que la más remota.
BIBLIOGRAFÍA.
BARRACLOUGH, G. (1993) Introducción a la Historia Contemporánea, Gredos, Madrid.
BAUER, W. (1970) Introducción al estudio de la Historia, Bosch, Barcelona.
COOK, Ch. (1993) Diccionario de términos históricos, Alianza-Ediciones del Prado, Madrid.
GORTÁZAR, G.; CRUZ VALENCIANO, J. (1989, 2ª edic.) Cómo estudiar la Historia. Guía para estudiantes, Vicens-Vives, Barcelona.
MORADIELLOS, E. (1992) Las caras de Clío. Introducción a la Historia y a la
Historiografía, Universidad de Oviedo, Oviedo.
(1994) El oficio de historiador, Siglo XXI, Madrid.
SALMON, P. (1978) Historia y Crítica. Introducción a la metodología histórica, Teide.
Barcelona.
SÁNCHEZ MARCOS, F. (1993) Invitación a la historia. La historiografía, de Heródoto a Voltaire, a través de sus textos, Labor, Barcelona.
TUÑÓN DE LARA, M. (1981) Por qué la historia, Salvat, Barcelona.

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