Historia de la segunda guerra mundial
El poder policíaco de Prusia (dos tercios de Alemania) fue
recayendo en manos nazis. El 27 de febrero de 1933 se incendia el edificio del
Reichstag. Hitler acusó a los comunistas de realizar un crimen contra el nuevo
gobierno. Goering gritó que con esto comenzaba la revolución comunista. Aunque
no hay certeza, al parecer fueron los nazis los que organizaron el incendio.
Llevaron tropas de asalto al túnel subterráneo, rociaron con gasolina y
elementos químicos inflamables y regresaron. Luego, un pirómano comunista,
elegido por los nazis, prendió fuego. En el juicio fue declarado culpable y
decapitado. Pero, de todas formas,
recayeron sospechas sobre nazis y sobre Goering. El 28 de febrero, Hitler
consiguió del Presidente un decreto para la protección del pueblo y del Estado.
Quedaban en suspenso las siete garantías de libertades individuales y civiles
de la Constitución. Según Hitler, eran medidas defensivas contra actos
comunistas de violencia.
Se autorizaba, además, al gobierno del Reich para ejercer un
completo poder sobre los Estados Federales, cuando fuera necesario, e imponer
pena de muerte a crímenes como alteraciones graves de la paz.
Hitler hizo callar a sus adversarios e posibilitó su arresto
cuando fuera necesario. Creó así una amenaza oficial a los comunistas
provocando miedo a la clase media y campesina. Si no votaban por él en las
elecciones, los bolcheviques se apoderarían del poder. Unos cuatro mil
funcionarios comunistas fueron arrestados.
Era la primera experiencia del terror nazi para los
alemanes. Sus partidarios rugieron por las calles de toda Alemania. Las camisas
pardas acorralaron a víctimas, las llevaron a barracones de las SA, las
torturaron y las golpearon. La prensa comunista y las reuniones políticas
fueron suprimidas; diarios socialdemócratas y liberales fueron suspendidos y
las reuniones de otros partidos, prohibidas o disueltas. Sólo los nazis podían
llevar a cabo campañas sin ser molestados.
Llevaron a cabo una gran propaganda. La radio estatal
difundió sus voces, se pusieron banderas en las calles, hicieron grandes
prisioneros es, anunciaban el paraíso. En las elecciones del 5 de marzo, los
nazis lograron 17 millones de votos. Pero, con todo, la mayoría seguía
rechazando a Hitler, ya que esa votación sólo representaba un 44%.
Hitler no tenía los dos tercios en el Reichstag, necesarios
para hacer su revolución, establecer dictadura con consentimiento del
Parlamento.
Su plan fue pedir al Reichstag la aprobación de una ley de plenos
poderes, confiriéndole al gabinete de Hitler facultades exclusivas legislativas
por 4 años. Se necesitaban, nuevamente, dos tercios para lograrlo. Sin embargo,
arrestando a unos cuantos comunistas podía asegurar esa proporción. Hitler
logró el poder de legislar quitándole atribuciones al Reichstag. Prometió hacer
buen uso de esas nuevas facultades.
Así fue enterrada la democracia parlamentaria en Alemania.
Todo se hizo con entera legalidad, el Parlamento había cedido su autoridad
constitucional a Hitler, cometiendo un verdadero suicidio.
Esta ley de plenos poderes constituyó la base legal para la
dictadura del Führer. Desde el 23 de marzo de 1933, Hitler fue el dictador del
Reich.
Fuente: histotia-de-la-segunda-guerre.pdf
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