ANGLOS, SAJONES Y OSTROGODOS


ANGLOS, SAJONES Y OSTROGODOS.  El asentamiento de los pueblos germánicos en los territorios del destruido Imperio Romano de Occidente va a dar lugar al nacimiento de diversas unidades territoriales que, tras un largo camino, crearán un marco político perdurable. Merecen destacarse:

    -       En Gran Bretaña, los anglos y los sajones; incapaces, inicialmente, de crear un reino unificado, sólo logran hacer surgir una serie de minúsculos reinos: La Heptarquía.

    -       En Italia se crea el reino ostrogodo a fines del siglo V y primera mitad del VI. Alcanza su mayor expansión y riqueza con Teodorico el Grande, interesante figura - autodenominada «el último soberano romano de Occidente» -, cuyo máximo empeño sería armonizar la convivencia entre su pueblo y el romano, conservando el legado cultural y las instituciones administrativas del viejo Imperio. Su reino desaparecería ante el empuje de las tropas de Justiniano, Emperador de Bizancio.

    En el Norte de Italia aparece en la segunda mitad del siglo VI un nuevo reino: el de los lombardos.

Fuente: Enciclopedia Temática Lafer

COLONIZACIONES

COLONIZACIONES.  Particular importancia habría de tener la colonización púnica. Hacia el año 1100 los fenicios de Tiro fundaron una ciudad llamada Gadir (Cádiz), lo que les permitía controlar el comercio occidental del estaño y del cobre y crear una serie de factorías pesqueras de salazón en la zona del estrecho. Cuando el asirio Asurbanipal conquistó Tiro, las colonias fenicias pasaron a depender de otra colonia tiria que había adquirido singular importancia: Cartago, fundada en el año 814 a. de C. Se sucedieron una serie de fundaciones púnicas en las costas mediterráneas ibéricas: Malaca, Sexi, Abdera, Mellaria, Baria, en donde practicaron un activo comercio con los indígenas. Tras la Primera Guerra Púnica, con la pérdida de sus posesiones de Córcega, Cerdeña y Sicilia, los cartagineses decidieron actuar directamente sobre la Península Ibérica dominando amplias áreas del Sur y Sudeste. Era la época de los Barcas (Amílcar, Asdrúbal, Aníbal). La creciente influencia e incremento del poderío cartaginés en Iberia preocupó a Roma y, tras el ataque de Aníbal a Sagunto (año 219 a. de C.), se inicia la Segunda Guerra Púnica que permitiría a Roma expulsar a los cartagineses de la Península (año 206 a. de C.) una vez tomadas por Escipión sus principales ciudades: Cartago Nova, Gadir, etc.

    Carácter diferente a la colonización fenicia iba a tener la griega, ya que si los primeros se limitaron, inicialmente, a crear unas simples factorías comerciales, acaso de carácter temporal, los helenos trataron de trasplantar a las tierras de la Península Ibérica el sistema tradicional de la polis griega, creando ciudades costeras de carácter permanente. Así nacieron Heraclia, Mainake, Hemeroskopion, Artemision, Emporion, Rhode, desde donde comerciaban con los indígenas vecinos. La competencia con los púnicos se agudizó y, a la larga, desembocaría en una creciente debilidad de las colonias griegas, en particular después de la aludida derrota naval de Alalia. Las conquistas cartaginesas de los Barcas harían desaparecer a numerosas de ellas; sin embargo, en las que perduraron (Emporion, Rhode), encontraron los romanos una cabeza de puente para atacar los dominios cartagineses en España.

Fuente: Enciclopedia Lafer

CELTAS E ÍBEROS

CELTAS E ÍBEROS.  El interior peninsular conocía estadios culturales más primitivos que las costas mediterráneas, aunque hacia principios del primer milenio va a conocer diversas migraciones nórdicas: los celtas. Estas gentes procedían del centro de Europa y se asentaron en las tierras del interior en sucesivas oleadas a partir del año 800 a. de C., mezclándose con los aborígenes y constituyendo acaso una casta dominadora. Cataluña y Aragón conocieron la llegada de los llamados urnenfelder, por sus enterramientos de incineración en campos de urnas. Posteriormente se establecerían gentes que son conocidos en las fuentes clásicas con el nombre de germani (Oretania), pelendones y berones (Soria), turones (Teruel), arévacos, autrigones, belos (valle del Duero). Su cultura era muy pobre en comparación con las restantes de la Península. Desconocían, o era prácticamente inexistente, la moneda, y su arquitectura y artes industriales estaban muy poco desarrolladas, aunque fueron auténticos maestros en la confección de armas y adornos de metal.

    Las tierras situadas entre los ríos Segura y Ródano serían el marco en donde se desarrollaría, con particulares matices, la cultura ibérica. Los íberos, pese a su mayor contacto con los pueblos colonizadores (fenicios, griegos, cartagineses), crearon una, cultura con personalidad propia, alcanzando una organización social compleja, una estructura económica de carácter agrícola, ganadera y comercial, creando abundantes núcleos de población generalmente en lugares estratégicos y de fácil defensa. Conocieron también la moneda y tuvieron un alfabeto propio hasta hoy intraducible.

    Tanto celtas como íberos fueron incapaces de crear unidades políticas fuertes y unificadas. El tribalismo y la continua rivalidad entre las diversas tribus fueron males endémicos en la Península Ibérica.

    Hubo una excepción en este tribalismo, al conseguir la ciudad de Tartesos unificar bajo su mando un área geográfica aún indeterminada. Los testimonios de Estesicoro y Estrabón indican que existió una ciudad llamada Tartesos «que recibe su nombre del río Betis, llamado antes también Tartesos». El emplazamiento de la ciudad ha sido un problema tremendamente debatido y al que se han dado diversas soluciones: el Coto de Doñana (cerca de Sanlúcar de Barrameda), Mesas de Asta (próximo a Jerez de la Frontera), en Huelva, en la bahía de Algeciras. Desconocemos también el área de dominio del reino tartésico, que acaso englobase toda Andalucía hasta el cabo de la Nao o hasta Cartagena. En el siglo III a. de C., al hablar de Tartesos se limita su dominio a la zona del estrecho de Gibraltar. Conocieron el arte de navegar viajando a las islas Británicas en busca del estaño; tuvieron un alfabeto propio con muchas semejanzas con el íbero y estuvieron en relación con griegos y fenicios mediante un activo comercio. No puede precisarse tampoco la fecha de la decadencia y destrucción del reino tartésico, aunque se piensa que estuvo relacionada con la decadencia griega tras la batalla de Alalia (535 a. de C.) y el incremento del poderío púnico en el Mediterráneo occidental a partir de esa fecha.

Fuente: Enciclopedia Lafer

LA ROMANIZACIÓN DE ESPAÑA

 LA ROMANIZACIÓN DE ESPAÑA

    ANTECEDENTES.  Roma habría de desempeñar un papel decisivo en el desarrollo cultural de España, al aglutinar bajo su dominio y unificar tras la conquista a los diferentes pueblos que habitaban en ella, cada uno con su diferente bagaje cultural, propio de su distinta evolución histórica.

    En la Prehistoria, durante la llamada Edad del Bronce, la Península Ibérica entró en contacto, más o menos asiduo, con pueblos del Oriente mediterráneo. Hemos de recordar que la mezcla de cobre y estaño daba lugar al bronce y nuestra Península va a acoger tempranamente a navegantes mediterráneos que se establecen en ella buscando ambos metales. Será la costa mediterránea y el Sudeste peninsular la que nos de muestras de estos contactos a partir ya del año 3300 a. de C. Los yacimientos de Los Millares y El Argar (Almería) son característicos de este período.

Fuente: Enciclopedia Tematica Lafer

Apuntes para una historia universal - Las rutas de la civilización

  

Apuntes para una historia universal
Las rutas de la civilización
Con el descubrimiento de una forma para descifrar la escritura antigua en el siglo XIX, así como un método para determinar la correspondencia entre el calendario egipcio y el reloj astronómico, los arqueólogos escribieron una historia de la civilización Mediterránea a principios del siglo XX. En ella se planteaba que la civilización, con origen en Asia Suroeste, se difundió, con el comercio marítimo, a través del Mediterráneo a Creta, a Grecia y a España. De allí, según ellos, se extendió a la Bretaña, Norte de Europa y los Balcanes.
Sin embargo, los nuevos hallazgos han hecho pensar de manera diferente. Los asentamientos encontrados en Europa son tan antiguos como, y en algunos casos más antiguos, que los del suroeste asiático. Los avances más representativos de los sumerios y egipcios fueron la construcción de ciudades y la escritura, los europeos no construyeron comunidades urbanas significativas ni utilizaron la escritura.
La alfarería y la metalurgia en los Balcanes y en Europa Central, llamada la Vieja Europa por los arqueólogos, se desarrolló en comunidades de España, Creta y Grecia, más antiguas que aquellas de las que se suponía fueran la fuente de los estilos y tecnologías europeas. Estos hechos parecen indicar que, al menos en algunos períodos de tiempo, la influencia se ejerció en sentido contrario al planteado hasta el momento, aunque el efecto del contacto entre la Vieja Europa y el suroeste asiático no puede considerarse sobre la base de los hechos hasta ahora conocidos.
La era de los pequeños reinos
Entre el 1 250 y el 750 a.n.e. florecieron un conjunto de pequeños reinos en el levante. Los fenicios, por ejemplo, controlaban el comercio mediterráneo desde el 1 100 hasta tres siglos después. La más antigua de las ciudades fenicias, Biblos, se hizo famosa por su manufactura de libros. La palabra griega biblio proviene del nombre de esta ciudad. Ellos también perfeccionaron y diseminaron el sistema de escritura alfabético semítico occidental. Esto representó un gran avance con respecto a los jeroglíficos egipcios y a la escritura cuneiforme, al utilizar símbolos simples fácilmente reconocibles (letras) para representar los sonidos. El alfabeto fenicio, con sus 22 letras, fue la base de tres de los alfabetos principales del mundo occidental: el hebreo, el griego y el latín. Cerca del año 750 a.n.e., las ciudades fenicias cayeron bajo la dominación del imperio asirio y declinaron.
Los hebreos por su parte, una minoría relacionada con los cananitas, se desarrollaron entre el 1 200 y el 400 a.n.e., con una característica única entre los pueblos antiguos: su religión monoteísta. Los hebreos crearon sus escrituras sagradas, que narraban en forma de crónicas la relación entre el pueblo y su dios Yavé. Estos libros contribuyeron significativamente a mantener su identidad hasta el presente. Las escrituras hebreas -conocidas por los cristianos como el Antiguo Testamento- es una colección de libros escritos entre el 1 000 y el 150 a.ne. A esta era de los pequeños reinos, le sucedieron los imperios asirio y persa, este último cayó definitivamente tras la conquista de Asia suroeste por Alejandro el Grande en el 339 a.n.e.
Los orígenes de Roma
Los habitantes de Roma pertenecían a un grupo de tribus indoeuropeas, más tarde llamadas latinas, que emigraron del centro de Europa a la península italiana hacia el 2 000 a.n.e., aproximadamente al mismo tiempo que la civilización minoica adquirió una influencia importante en el este del Mediterráneo. Hacia el 1 000 a.n.e., las tribus se dedicaron al desarrollo de la agricultura. De repente, hacia los 800 a.n.e., se estableció una nueva mentalidad de carácter comercial.
Tras la muerte de Alejandro y la desintegración del imperio griego en reinos, se erigió en el mundo mediterráneo una cuidad de la costa este de Italia: Roma. Aproximadamente hacia el año 510 a.n.e. la aristocracia local estableció una república independiente de la dinastía etrusca. Se creó una nueva constitución que se elaboró cuidadosamente para prevenir la ascensión de un nuevo rey o tirano. La prosperidad de Roma (500- 265 a.n.e.) se basó en una economía agrícola.
Entre el 264 y el 146, tras una serie de guerras de conquista, Roma se convirtió en la capital de un gran imperio mediterráneo.
La riqueza creció en una escala nunca vista en el mundo mediterráneo. Las clases gobernantes se beneficiaron ampliamente con el nacimiento del nuevo imperio; la diferencia de riquezas entre ricos y pobres se hizo monumental.
Los cambios económicos derivados del imperialismo generaron, a su vez, cambios sociales y políticos.
A finales del siglo II a.n.e. muchos de los granjeros arruinados, que habían constituido la columna vertebral de la población romana, se mudaron a la ciudad para crear un nuevo componente en la sociedad romana: la plebe urbana.
Aunque antes de las guerras de expansión del imperio en el este, los romanos educados habían conocido y recibido la influencia de la cultura griega, no es hasta este momento en que bajo el influjo de las ideas de miles de esclavos griegos o con una cultura helénica, procedentes de las derrotadas ciudades griegas, que se transforma literalmente la civilización romana.
Muchos artistas, filósofos y artesanos, venidos como esclavos, ejercieron su influencia dentro y mediante las grandes familias de la aristocracia romana. Los artistas romanos imitaron los modelos griegos.
El colapso de la República de Roma, entre el 146 y el 59 a.n.e., se produjo como consecuencia de los problemas políticos y sociales que generó la transformación de Roma de una economía agrícola en una urbe. Tras numerosos conflictos internos y externos, Octavio restableció el senado en el 30 a.n.e.
Fuente: Apuntes para una historia universal

Lic. Rubén Cañedo Andalia,1 Lic. Caridad Karell Marí2

Historia de la escritura - La letra propiamente dicha


Historia de la escritura
La letra propiamente dicha (en realidad deberíamos decir escrita)
El salto cualitativo, el verdadero gran paso en la historia de la escritura se produjo cuando los egipcios, cananeos, sumerios, semitas y otros pueblos (es una zona pequeña), utilizaron el dibujo, no para representar a la cosa dibujada, sino a un sonido, a la primera letra, permitiendo el alfabeto. A este nuevo procedimiento podemos darle el nombre de acrofonía y aún hoy lo utilizamos para deletrear un nombre difícil. La acrofonía consiste en la atribución a un ideograma del valor fonético del primer sonido del término que sirve para representarlo. Es la utilización del sonido inicial de una palabra, independizándolo del objeto o idea que representa.
En sumerio (y protocananeo, retomado luego por los fenicios) el Aleph, el toro, no señalaba al toro sino que indicaba su primer letra A. Al comienzo se escribía así: aleph representando la cabeza del toro con los cuernos hacia arriba, luego fue rotando para convertirse en la actual letra inicial del abecedario A. En Hebreo conservó el nombre pero cambió el signo con el que se escribe.
La Beth, patio o casa, el dibujo representaba una casa de dos habitaciones, B. Y finalmente devino en la segunda letra del abecedario.
La R era ra´s o rea´h , cabeza de hombre , y conservó la forma de la nuca a su derecha R. La M era mém el agua , hoy mantiene una forma muy parecida a la inicial que representaba a las olas. m La I era iud, brazo simplificándose para llegar a ser solamente una línea. La O era un ojo , a´yin y más precisamente o´yin. La T o t era la tau , la cruz, t † y también encrucijada o cruce de caminos. Veamos su expresión en diferentes culturas
Una de las primeras pistas de Champollion en el desciframiento de la piedra de Rosetta fue que cuando en demótico aparecía la palabra a él, en el jeroglífico aparecía la víbora cornuda , fai en copto, y la víbora representaba a la f, acrofonía, al igual que el buitre , primero representó el sonido mt y luego m.
Según Champollion, la escritura jeroglífica había utilizado también, desde tiempos muy lejanos, un alfabeto fonético en el que los signos correspondían al sonido inicial de la palabra que representaban; esto les posibilitaba transcribir (aunque de forma más o menos burda) nombres extranjeros a la lengua egipcia. Champollion afirma incluso que este alfabeto fonético fue el modelo sobre el que se basaron los alfabetos de las naciones asiáticas occidentales, especialmente el hebreo, caldeo y sirio. Algunas fuentes señalan que la forma de la A se originó en un jeroglífico egipcio de escritura hierático-cursiva que representaba la cabeza del dios Apis. Se supone que su primer nombre era Ahom. Los sumerios y los fenicios le dieron el nombre de Alph por su parecido con el buey, mientras que para los árabes su nombre es Alif. Lo cierto es que hubo una intensa interacción entre las diferentes culturas.
Fuente: El Rival Interior - Escrito por Gustavo Maure

Historia de la Escritura

HISTORIA DEL HOLOCAUSTO: PANORAMA GENERAL DESPUÉS DEL HOLOCAUSTO


HISTORIA DEL HOLOCAUSTO: PANORAMA GENERAL
DESPUÉS DEL HOLOCAUSTO
Los Aliados victoriosos de la Segunda Guerra Mundial (Gran Bretaña, Francia, los Estados Unidos y la Unión Soviética) se enfrentaron a dos problemas inmediatos después de la rendición de la Alemania nazi en mayo de 1945: llevar ante la justicia a los criminales de guerra nazis y ayudar a los refugiados que se encontraban en la Alemania y Austria ocupadas por los Aliados.
Después de la guerra, el juicio de los crímenes de guerra más conocido fue el juicio de criminales de guerra “principales”, que tuvo lugar en el Palacio de la Justicia de Nuremberg en Alemania entre noviembre de 1945 y agosto de 1946. Bajo los auspicios por el Tribunal Militar Internacional que consistía en fiscales y jueces de los cuatro países de la ocupación (Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y los Estados Unidos) altos oficiales del régimen nazi fueron procesados por crímenes de guerra. El tribunal sentenció a trece de los convictos a muerte. Siete acusados más fueron sentenciados a cadena perpetua o a condenas de diez a veinte años. Un acusado se suicidó antes de que empezara el juicio. Tres acusados fueron absueltos sin cargos. Los jueces también fallaron que tres de las seis organizaciones nazis (las SS, la Gestapo-SD, y los Cuerpos de Liderazgo del Partido Nazi) eran organizaciones criminales.
En los tres años que siguieron a este juicio principal, doce juicios subsiguientes se llevaron a cabo bajo el auspicio del Tribunal Militar Internacional pero ante tribunales militares de los Estados Unidos. Los procedimientos se dirigían a inculpar a oficiales de segundo y tercer rango del régimen nazi. Incluían a los administradores de campos de concentración, comandantes de los Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza), médicos y oficiales de sanidad pública, el liderazgo de las SS, comandantes de campo del ejército alemán y oficiales de planta, oficiales de los ministerios de justicia, interior y exteriores y administradores industriales que usaron a los trabajadores de los campos de concentración incluyendo I.G. Farben y Flick.
Además, cada uno de las potencias de la ocupación (Gran Bretaña, Francia, los Estados Unidos, y la Union Soviética) tuvo sus propios juicios de los ofensores nazis capturados en sus zonas respectivas de ocupación. Las autoridades militares estadounidenses llevaron a cabo los juicios en la zona americana del campo de concentración de Dachau. En general los acusados en estos juicios eran el personal y las unidades de guardia de los campos de concentración y de otros campos ubicados en la zona, acusados de crímenes contra el personal militar y civil Aliado.
Aquellos oficiales alemanes y colaboradores que cometieron crímenes en una localidad o un país específica eran generalmente retornados a la nación en cuyo territorio se habían cometido los crímenes y eran juzgados por los tribunales nacionales. Quizá el más famoso de estos casos fue el juicio del comandante de Auschwitz Rudolf Höss en Cracovia, Polonia, en 1947. Los juicios de los criminales de guerra alemanes y sus colaboradores se hicieron a finales de la década de 1940 y a principios de la década de 1950 en Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Yugoslavia y la Unión Soviética. Después del establecimiento de la Alemania oriental en 1949 muchos antiguos nazis recibieron un trato relativamente benévolo por parte de los tribunales. Los tribunales en Alemania oriental fallaron que los ofensores no eran culpables porque estaban obedeciendo órdenes de sus superiores. Algunos criminales nazis fueron absueltos sin cargos y volvieron a tener vidas normales en la sociedad alemana. Algunos se pusieron a trabajar en el mundo de los negocios. Muchos criminales de guerra sin embargo nunca fueron procesados ni castigados. En 1958 la República Federal Alemana estableció la Agencia Central para la Investigación de Crímenes Violentos del Nacional Socialismo para dirigir la investigación de los ofensores nazis que vivían en la Alemania oriental. Estos esfuerzos, que continuan hoy en día, llevaron a procedimientos tan significativos como el juicio de Frankfurt del personal del campo de Auschwitz en la década de 1960. La investigación de los criminales nazis que viven en los Estados Unidos empezó con diligencia a finales de la decada de 1970 y continúa hoy.

Fuente: HISTORIA DEL HOLOCAUSTO: PANORAMA GENERAL

HISTORIA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL


HISTORIA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
El 28 de junio de 1919 el tratado de paz era firmado. Pero Alemania se convirtió en una casa dividida. Los conservadores no querían aceptar ni el tratado ni la república que lo había firmado. Ellos tenían riquezas que usaron para subvencionar a partidos políticos y a la prensa política, que se esforzaría en minar los cimientos de la República.
El ejército comenzó a burlar las restricciones militares del tratado y se convirtió en verdadero centro de poder político en la nueva Alemania. Se convirtió en un estado dentro del estado, ejerciendo influencia sobre la política extranjera y de interior. Mantuvo la independencia del gobierno nacional. Los socialistas moderados, ayudados por los demócratas y centristas católicos, fueron quedándose solos para llevar adelante la República. Se pensaba que la constitución de Weimar estaba sentenciada a muerte. Había una fuerza nacionalista, antirrepublicana y antidemocrática que Hitler detectó. El marco alemán comenzó a descender. Alemania no pudo pagar sus compromisos y en represalia, Francia ocupó el Ruhr, corazón industrial germano. Fue un golpe a la economía alemana y logró unir al pueblo como no se veía desde 1914. Hubo una huelga general en 1923, el descenso del marco continuó hasta que la moneda alemana se hizo inservible.
El poder adquisitivo de los salarios y los jornales habían quedado reducidos a cero. La fe del pueblo alemán en la estructura económica de la sociedad alemana fue destruida. Y era la República la que se había rendido al enemigo, aceptando cargas de reparaciones. Los culparon.
El gobierno no supo enfrentar la crisis. El pueblo se sabía en bancarrota, tenían hambre.
Culpaban de todo a la República. Tiempos así parecían caídos del cielo para Hitler. "Nuestra miseria aumentará, el Estado se ha convertido en ladrón y en estafador. Necesitamos una dictadura", gritaba.
La irreflexiva inflación conducía a miles de alemanes a creer en él. Las condiciones caóticas favorecían la caída de la República, él quería dirigir la revolución, Pero tenía dificultades: Primero, el partido nazi no era un movimiento importante y era desconocido fuera de Baviera. En segundo lugar, la ocupación del Ruhr unió a los alemanes tras el gobierno republicano de Berlín.
Hitler, quería la muerte de la República, la muerte de los traidores de la patria y la de los criminales del movimiento. Formó la Unión de Trabajadores de las Ligas Combatientes de la Madre Patria y, luego, un grupo más fuerte: la Unión Combatiente Alemana. Objetivo: derrocar la República y desgarrar el Tratado de Versalles.
El 26 de septiembre de 1923 el canciller anunció el fin de la resistencia del Ruhr y la continuación de los pagos de indemnizaciones. Hubo un estallido de rabia y de histeria entre los nacionalistas alemanes y los comunistas. Hubo revueltas y se estuvo al borde de la guerra civil. El gobierno central ordenó cerrar el diario de Hitler y arrestar a Hess, Eckhardt y Rossbach. Las órdenes fueron desobedecidas. Baviera desafiaba a Berlín.
La noche del 10 de noviembre las SA serían concentradas al norte de Munich y en la mañana marcharían sobre la ciudad, proclamando la revolución. Hitler abandonó este plan e improvisó otro para llevarlo a cabo el 8 de noviembre, durante un mitin en una cervecería. Las tropas de la SA rodearon la cervecería hasta donde había llegado el jefe del gobierno bávaro: Kahr. Hitler saltó sobre la mesa para atraer la atención de más de tres mil burgueses que se encontraban allí. Gritó: "la revolución nacional ha comenzado, los gobiernos de Baviera y del Reich han sido destituidos y se ha formado un gobierno nacional provisional". Tomó a los tres dirigentes y los arengó, mientras ellos se negaban a hablarle. Amenazó con matarlos. Ninguno quería unirse a Hitler.
Las cosas no estaban saliendo como él lo había planeado. Se dirigió a la multitud haciéndoles creer que el gobierno bávaro estaba destituido y que uno nuevo salvaría al pueblo. La multitud creyó su mentira. Hubo vivas estentóreos.

Fuente: HISTORIA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Roma ARTE Y CULTURA


Roma
ARTE Y CULTURA.  Etruscos y griegos constituyen la base del arte romano. Los primeros aportaron el empleo del arco, de la bóveda y el realismo del retrato, aspectos éstos que iban a propiciar el desarrollo monumental de la arquitectura romana - templos, tumbas, basílicas, termas, anfiteatros, circos, acueductos -, con un marcado acento utilitario, aunque existen obras de carácter conmemorativo - arcos de triunfo y columnas -, y el de la escultura que adopta las formas griegas, si bien adquiere gran originalidad el retrato. Son de destacar, igualmente, los relieves históricos y la pintura.

    La cultura romana, por su capacidad de síntesis, por su practicismo y su fuerza expansiva, ha influido decisivamente en el desarrollo cultural de Occidente. Revestiría gran importancia para el futuro el Derecho Romano, vehículo regulador de las relaciones interpersonales y con el Estado a todos los niveles. La literatura alcanzó altas cotas: poetas - Virgilio, Horacio, Ovidio -; filósofos retóricos - Cicerón, Séneca -; historiadores - César, Tácito, Tito Livio. La ciencia fue fundamentalmente práctica, y hubo importantes recopiladores enciclopédicos: Plinio, Galeno y Ptolomeo.

Fuente: Enciclopedia Lafer

Roma RELIGIÓN


Roma
RELIGIÓN.  Además de los primitivos dioses y fuerzas naturales divinizadas, tuvieron gran aceptación los de procedencia griega, que fueron asimilados, latinizándose sus nombres, y diversas divinidades orientales. Se hacían prácticas propiciatorias y adquirió gran desarrollo la adivinación, por la que se pretendía conocer la voluntad de los dioses mediante la interpretación de determinados signos. La religión formaba parte de la actividad oficial, lo cual explica la divinización del Emperador a partir de Augusto.

Fuente: Enciclopedia Lafer

ROMA - HISTORIA E INSTITUCIONES

ROMA

    HISTORIA E INSTITUCIONES.  Según la leyenda, Roma fue fundada por Rómulo en el año 753 a. de C. sobre las Siete Colinas. Aldea de pastores inicialmente, durante la dominación etrusca adquirió, merced al desarrollo de la agricultura, auténtica importancia; pronto, una muralla rodeó a la ciudad.

    A finales del siglo VI a. de C., los romanos consiguieron liberarse de la tiránica monarquía etrusca, estableciéndose la República, régimen político bajo el cual lograron, poco a poco, dominar toda Italia. Con su victoria en las Guerras Púnicas sobre Cartago (264 a 146 a. de C.) controlaron el Mediterráneo Occidental - incluida España - y, finalmente, tras lograr vencer la resistencia de los reinos helenísticos, el Mediterráneo Oriental. Esto fue posible gracias a un poderoso ejército, del que formaron parte gentes de toda Italia. Al principio, la República estuvo controlada por los patricios (grandes propietarios agrícolas y ganaderos), descendientes de los primeros habitantes de Roma. Al igual que sucedía en las polis griegas con los genos, se agrupaban en gens o familias y tenían muchos servidores (los clientes). Frente a ellos surgió otro grupo, el de los plebeyos, no pertenecientes a las gens, pero algunos de ellos muy ricos, que pagaban impuestos y hacían el servicio millitar, mas no podían participar en el gobierno. Esto generó enfrentamientos que no terminaron hasta la consecución, en el siglo III d. de C., de la igualdad política para todos.

    La estructura política se apoyaba en tres pilares básicos: las Asambleas populares o Comicios, en las cuales, teóricamente, participaban todos los ciudadanos, encargados de nombrar a los magistrados, votar las leyes, administrar justicia en casos graves y decidir la paz o la guerra; la magistratura, integrada por cónsules, pretores, censores, questores y tribunos de la plebe, y el Senado, de amplios poderes, formado por antiguos magistrados, que era la garantía de continuidad y permanencia de la institución republicana.

    Ahora bien, la fabulosa expansión de Roma tuvo importantes consecuencia que provocaron la crisis de la República. Fueron los más ricos, los nobles y los caballeros, quienes se aprovecharon de las conquistas, mientras que la masa campesina se hundía. Los nobles, que ya durante la conquista de Italia se habían apoderado de importantes extensiones de terreno, convirtieron sus latifundios en productivas explotaciones, vid, olivo, frutas de calidad, que utilizaron como mano de obra a numerosos esclavos, proporcionados por las continuas guerras. En cambio, los campesinos con propiedades medias, que por participar en las guerras como soldados habían tenido que descuidar el cultivo de sus tierras, no podían competir ni con los bajos precios del trigo entregado por las regiones conquistadas ni con los productos de calidad de los grandes propietarios, viéndose obligados a malvender sus tierras. Convertidos de este modo en desarraigados, trataban de rehacer sus vidas aprovechándose de los lotes de tierras que ofrecía el Estado en las provincias o se enrolaban en el ejército, adquiriendo tierras al licenciarse, o acudían a Roma, donde difícilmente encontraban trabajo, por la competencia de los esclavos; malvivían de los repartos gratuitos de alimentos del Estado, olvidando sus penas y desahogando su represión en el circo y constituyendo, con esta actitud, un tenso foco de problemas y un peligro para la vida ciudadana.

    Quienes más se beneficiaron de las grandes conquistas fueron los caballeros, una clase social muy rica que negociaba con el botín - objetos valiosos, esclavos - obtenido por los ejércitos. Sus miembros, una vez concluidas las conquistas, constituyeron sociedades que se encargaron, mediante arriendo, de algunas funciones que ofrecían ciertas dificultades para el Estado, pero cuya explotación ellos consideraban rentables, tales como la explotación de las minas, el abastecimiento de los ejércitos y sobre todo el cobro de los impuestos, que los hizo odiosos y temibles. Con estas operaciones consiguieron amasar fabulosas fortunas que invirtieron en diversas actividades comerciales e industriales, convirtiéndose en grandes financieros. Toda la riqueza se basaba, pues, en el botín, y Roma se mantenía a base de la explotación de las provincias.

    La situación descrita motivó grandes conflictos sociales y políticos: la revuelta de los esclavos dirigida por Espartaco; las fracasadas reformas de los Gracos, empeñados en la solución del problema agrario; los enfrentamientos entre el plebeyo Mario y el aristócrata Sila, de los que salió vencedor el último, que intentó una reforma de la constitución en sentido aristocrático; la conjuración de Catilina, testimonio de la costumbre de los magistrados más ambiciosos de crear un ejército de ciudadanos adictos para hacerse con el poder. Para poner remedio a este estado de guerra civil se formó un triunvirato integrado por Craso, Pompeyo y César, que representaban el poder militar frente al del Senado, en el seno del cual surgieron rivalidades, imponiéndose César, que intentó instaurar un régimen personalista y absolutista que le permitió organizar adecuadamente el Imperio y restablecer el orden en Roma. Tal concentración de poderes absolutos despertó recelos de los senadores, que vieron en grave peligro la libertad de la República y organizaron una conjura que culminó con el asesinato de César, pero no pudieron adueñarse del poder, que fue controlado por un segundo triunvirato - Marco Antonio, Octavio Augusto y Lepido -, que prosiguió las reformas emprendidas por César. Tras varios incidentes entre Marco Antonio y Octavio, este último se hizo con el poder, pero, como había aprendido la lección del asesinato de su tío, se mostró cauto, procurando no herir abiertamente la susceptibilidad del Senado, adicto a las formas republicanas.

    De este modo se inauguraba la pax romana, que ponía término a las guerras civiles y, paulatinamente, al sistema de brutal explotación de que eran objeto las provincias, iniciándose una época de esplendor en el Mediterráneo, donde adquirirán gran desarrollo las ciudades, muchas de ellas creadas por Roma. Prosperó una alta y media burguesía, favorecida por un sistema esclavista que empezaba a decaer por la ausencia de nuevas conquistas y por la creciente manumisión, y enriquecida por el intenso comercio. A pesar del centralismo romano, todas estas ciudades gozaron de cierta autonomía para atender sus problemas, y su peso en el Imperio fue cada vez mayor, surgiendo en ellas algunos emperadores. Para su organización se sirvieron de las instituciones romanas que consideraban superiores, teniendo los habitantes libres el derecho de ciudadanía, que sería ampliado por Caracalla a las zonas rurales en el año 212 d. de C.

    En el aspecto político, la «pax romana» supuso una paulatina concentración de poderes en manos del Emperador, apoyado en un fuerte ejército, ayudado por un eficaz cuerpo de funcionarios y enaltecido por el culto imperial, mientras el Senado caía en franca decadencia. Multitud de impuestos, especialmente duros en las provincias, permitieron al Estado la construcción de nuevas y gigantescas obras públicas que facilitaron los servicios de todo tipo que se requerían.

    A fines del siglo II d. de C. empiezan a manifestarse los primeros síntomas de una crisis, patente ya en el siglo III, que provocara a la larga la caída del Imperio Romano. Una aguda Crisis económica asoló el Mediterráneo, sobre todo el Occidental, con una estructura agrícola y ganadera que contrastaba con la industrial y comercial del Oriental. Así se inicia la decadencia de las ciudades, de la clase media, del artesanado y del comercio, agobiados por los impuestos y perjudicados por la devaluación y la inflación. Con la crisis, la clase alta y muchos ciudadanos de Occidente abandonan las ciudades para refugiarse en el campo, donde las duras condiciones de trabajo originarán también revueltas. Se produce, evidentemente, un claro fenómeno de ruralización, agravándose la situación con la corrupción administrativa, la pasividad del ciudadano medio, que elude sus obligaciones, y la presión de los pueblos bárbaros.

    Para evitar la ruina, Diocleciano quiso fortalecer el poder del Estado mediante la institución de la Tetrarquía, la organización de una poderosa burocracia y la divinización de la figura del Emperador. A este culto se oponían los cristianos, que, perseguidos anteriormente de forma esporádica por su personalidad diferente, fueron ahora objeto de una persecución más dura y sistemática, al ser considerados enemigos públicos; pero el Cristianismo, que había penetrado sólidamente en las ciudades, sobre todo en las clases más bajas, había adquirido ya un gran desarrollo, y en el año 313, con el Edicto de Milán, Constantino decretaría la libertad religiosa. Sin embargo, la decadencia era ya incontenible, especialmente en Occidente, por la progresiva ruina de las ciudades, las revueltas campesinas, los gravosos impuestos, las tensiones sociales provocadas por las grandes desigualdades económicas, etc.

    Tras el efímero esplendor de Teodosio, el Imperio se dividió en dos partes - Oriente y Occidente -, con sus centros respectivos en Bizancio y Roma. La primera, próspera y rica, será la base del posterior Imperio Bizantino; la segunda desaparecería definitivamente en el año 476 d. de C., tras un largo período de invasiones.

Fuente: Enciclopedia Lafer

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