HISTORIA DEL MAQUILLAJE - RENACIMIENTO



HISTORIA DEL MAQUILLAJE

RENACIMIENTO
Es el resurgir de una época. Se cambiaron los peinados vestidos,
adornos, cosméticos. La cosmética se benefició de la alquimia,
que obtuvo un desarrollo considerable. Utilizaban gran cantidad
de perfumes para paliar el mal olor, ya que se mantenía la poca
higiene. La mujer se teñía el pelo de rubio que hacía verdadero
furor. Se emplearon múltiples recetas para buscar ese rubio
veneciano. Los tocados se llevaban excesivamente adornados;
la frente se depilaba logrando grandes dimensiones, las cejas se
dejaban muy finas y arqueadas o ligeramente redondeadas y en
algunos casos desaparecían. En los ojos, aplicaban kohl y se
daban colorete en rojo (granadina).

SIGLO XVII
Se consolidó en ese siglo la edad de oro de la cosmética,
creando la nueva moda de la ropa. A finales del siglo
XVII los hombres comenzaron a usar pelucas
desapareciendo los polvos de la cara.
Estas características perduraron en el siglo XVIII Las
mujeres utilizaban postizos de gran tamaño aumentados
por tocados muy grandes. Se daba importancia a los rizos
y tirabuzones.
La higiene corporal continuaba en el olvido, por lo que se
usaban cantidades de perfumes para combatir el mal olor.
Se pone de moda la extravagancia y la exageración
propuesta por la corte, que a veces resultaba grotesca.
Existía una obsesión por el maquillaje y los perfumes, no
así por las cremas de belleza. El hombre se maquilla tanto
como la mujer, presentando un aspecto afeminado. La
mujer se aplicaba una pintura dando a la cara una
blancura excelente, empolvándose con polvo de arroz o de
harina, y se perfilaban las cejas, ojos delineados en negro,
en el párpado aplicaban azul o verde, rojo oscuro en los
labios dibujados en forma de corazón. Los lunares
tuvieron su importancia. Eran considerados estéticos, a
veces se los pintaban o los hacían de terciopelo.
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MESOPOTAMIA INSTITUCIONES.



MESOPOTAMIA

    INSTITUCIONES.  Está formada también por tierras de aluvión depositadas por el Éufrates y el Tigris que, tras un esfuerzo de control de agua, aprovechamiento y drenaje, se convirtieron en campos muy fértiles con consecuencias socioeconómicas y políticas parecidas a las de Egipto. Frente a la unidad que, en general, impera en Egipto, en Mesopotamia se observa mayor tendencia a la fragmentación, aunque a veces se logra la unidad - Imperio babilónico o Imperio asirio - alentada por la aspiración a la supremacía de diversas ciudades - Sumer, Acad, Babilonia, Assur - verdaderos núcleos urbanos con desarrollo artesanal, bien defendidos y rodeados de tierras cultivadas, en los que aparece ya la escritura. Inicialmente, su eje económico, político y religioso era el templo, dueño de tierras y rebaños.

    El Sumo Sacerdote era a la vez máxima autoridad política y religiosa de la ciudad y administrador de las fabulosas riquezas del templo que, a través de los sacerdotes, controlaba y organizaba todo el mecanismo de producción. En este último participan los artesanos especialistas, que muchas veces utilizaban materias primas que había que importar, a cambio de los excedentes almacenados en el templo y otros hombres libres que trabajaban la tierra. Existían igualmente propietarios particulares que debían colaborar, como aportación a la comunidad, en la construcción y mantenimiento de los canales de riego.

    A partir del tercer milenio aparece un nuevo tipo de autoridad - el ensí - que se situó por encima de la sacerdotal. Su origen hay que buscarlo, probablemente, en las necesidades de defensa que obligaron a la formación de un ejército fuerte, cuyo jefe se constituyó en autoridad máxima. Era misión suya velar por la ciudad, el templo y los canales que irrigaban los campos; poseía gran cantidad de tierras que servían para satisfacer sus propias necesidades, las de su familia, las de los altos funcionarios y las de todos los servidores y soldados. La creación de un ejército poderoso fue cobrando importancia creciente por ser garantía de seguridad y esperanza de dominio sobre las demás ciudades, que posibilitaría la formación de poderosos imperios dotados de una compleja, pero bien trabada, administración con sus gobernadores, escribas, etc.

    El Código de Hammurabi es un documento primordial para conocer la organización social, más abierta, por lo general, que la egipcia. La clase elevada gozaba de ciertos privilegios legales y estaba formada por altos funcionarios del Rey, sacerdotes, grandes propietarios y también ricos mercaderes, pues no hay que olvidar la importancia creciente en el Oriente Medio del comercio, que creara una clase de activos comerciantes, dueños de diversos almacenes en los que se acumulan abundantes riquezas y productos que eran objeto de transacción. Lo que podíamos llamar la clase media la integraban los hombres libres, legalmente peor considerados que los anteriores. Los esclavos eran de dos tipos: gentes que habían perdido la libertad, normalmente por impago de deudas, pero que gozaban de ciertos derechos, y los sin ningún derecho, casi siempre enemigos y prisioneros que realizaban los trabajos más penosos.
Fuente: Enciclopedia Lafer

UTILES.


  

ÚTILES.  Otra vía de acercamiento a la vida del hombre primitivo son los útiles por él fabricados. Normalmente empleó la piedra, sobre todo el sílex, que golpeada de forma cada vez más hábil - talla - se convertía en instrumento útil para cortar, raspar o agujerear, y a veces del hueso.

    Los objetos de piedra tallada más antiguos integran la ya aludida cultura de los guijarros, caracterizada por una técnica muy rudimentaria. Posteriormente aparecen las hachas de mano, primero bifaciales - Chelense - y luego de gran variedad y perfección - Achelense. Igualmente es muy antigua la cultura Clactoniense o de lascas - esquirlas que saltan una vez se ha golpeado adecuadamente la piedra -, que adquirirá gran desarrollo y perfección en el Musteriense, período en el que aparecen diversos tipos especializados: raederas, hojas cortantes, perforadores.

    La industria ósea no está todavía muy desarrollada en el Musteriense. Se halla patente en una serie de puntas y esquirlas, muy aguzadas a veces, obtenidas de extremidades inferiores de animales, como el bisonte o el caballo, y de falanges de renos. Algunas puntas se usaron para retocar las lascas.

FÓSILES.  Los fósiles hallados hasta el momento nos permiten asomarnos al final de un largo proceso evolutivo que plantea serios problemas. Al parecer, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Antropología y la Arqueología, hombres y monos descenderían de un antepasado común, un primate aún desconocido, que habría existido en la época terciaria, pero el cómo de esa progresiva hominización resulta todavía un tanto nebuloso.

    Los más antiguos fósiles, que se discute sean humanos o no, se remontan a más de un millón de años. A ellos pertenecen los Australopitecus, extraña mezcla de caracteres humanos y simiescos, cuyos ejemplares más antiguos, descubiertos no hace mucho tiempo en Etiopía, llegan a fechar algunos especialistas en cuatro millones de años. Sus restos fueron encontrados en el Sur y Este de África, junto con toscos guijarros que habían sido golpeados en uno de sus extremos para que adoptasen una forma cortante - Pebble culture o cultura de los guijarros -. La respuesta a los interrogantes planteados en torno al carácter humano de estos seres, cuya capacidad craneana oscila alrededor de los seiscientos centímetros cúbicos, se ha hecho aún más compleja con los descubrimientos del Homo Habilis, hallado en el yacimiento de Olduway (Tanganica), al parecer de un millón ochocientos mil años de antigüedad, con una capacidad craneana de 700 cm³ y mandíbula y manos más parecidas a las del Homo Sapiens que los precedentes, y el más reciente del Hombre de Leackey, aparecido cerca del lago Rodolfo, de tres millones de años, capacidad craneana de 800 cm³ y con caracteres más humanos que los anteriores, aunque todavía muy lejos de los 1.500 cm³ del hombre actual.

    Otro segundo grupo, cuyos restos se fechan entre el millón y el medio millón de años, estaría representado por el Homo Erectus con sus dos tipos característicos: el Pithecanthropus, u Hombre de Java, con mayor capacidad craneana que sus predecesores: 900 cm³, y el Sinanthropus, u Hombre de Pekín, de talla muy próxima a la media humana actual, con 1.000 cm³ de capacidad craneana y mandíbula muy robusta.

    Así como muchos especialistas se resisten a reconocerle un carácter plenamente humano al primer grupo, los útiles hallados junto a los segundos, al igual que ciertos rasgos físicos, parecen confirmar la filiación humana de éstos, a pesar de persistir aún rasgos simiescos.

    El Hombre de Neanderthal sería el exponente más característico de un tercer grupo, ya bastante próximo a nosotros, de una antigüedad de ciento cincuenta mil a treinta mil años, muchísimo más parecido al hombre actual, con una capacidad craneana de 1.450 cm³, pero todavía con algunas diferencias: estatura más baja, frente hundida, ausencia de mentón, arcos superciliares muy salientes. Su cultura había adquirido ya gran desarrollo.

    Finalmente aparece el Homo Sapiens, con distintas variedades - Cro-Magnon, Grimaldi, Chancelade -, cuyo fósil más antiguo no supera los 40.000 años. Sus caracteres físicos son idénticos a los del hombre actual.
4. EDAD ANTIGUA

    RASGOS DIFERENCIALES.  La revolución neolítica, con la invención de la agricultura y la ganadería y su progresivo desarrollo, fue causa principal de una creciente diferenciación entre pueblos que durante el Paleolítico, a pesar de la utilización de técnicas distintas, seguían manteniendo estructuras sociales y económicas bastante similares. A partir de ese momento, las zonas mejor dotadas para la agricultura progresarán rápidamente, mientras otras permanecerán estancadas o evolucionaran lentamente, produciéndose una diversificación de culturas con estructuras muy distintas y distanciadas.

    Uno de los principales rasgos diferenciales será el decisivo cambio experimentado con el tránsito de las pequeñas comunidades campesinas neolíticas a las primeras ciudades, donde se activará la especialización en el trabajo, que a su vez intensificará y hará más complejas las relaciones humanas de todo tipo.

    En estos núcleos urbanos se procedió a la intervención de la escritura que permite al historiador un conocimiento más directo de las civilizaciones estudiadas, al poder contar con testimonios más vivos y significativos.

    Nos encontramos en una fase histórica cuyos primeros protagonistas serán una serie de pueblos de caracteres específicos que confieren a cada uno de ellos una personalidad propia y distintiva. La trascendencia que adquirirán la cultura egipcia y la mesopotámica se deberán, en gran parte, a su privilegiada localización geográfica: el ser centro de tres continentes facilitará la difusión de sus progresos en las más variadas esferas.

EGIPTO CIRCUNSTANCIAS E INSTITUCIONES.


  

5. EGIPTO

    CIRCUNSTANCIAS E INSTITUCIONES.  La reducción de la pluviosidad y el consiguiente proceso de desertización convirtieron el valle del Nilo - zona antes pantanosa pero constituida progresivamente, gracias a la variación climática en vasto y fértil depósito de limos - en un fuerte polo de atracción para los grupos humanos que huían de los desiertos. La intensa concentración demográfica originada requirió la presencia de una dirección central, eficaz y prestigiosa, que regulase la actividad de los individuos para el aprovechamiento de las tierras. Así surgió el Faraón, autoridad única política y religiosa a partir de la unificación, y las altas capas sociales de la administración y de las tareas religiosas y militares, estableciéndose una sociedad fuertemente estratificada e inmóvil en la que el grupo dominante monopoliza el poder y los beneficios de la producción; sobre ésta recaerán fuertes impuestos, en especie en el caso de los campesinos, que ahogarán a las masas que en algunas ocasiones llegarán a rebelarse, originándose convulsiones sociales, como las del siglo XXII a. de C., cuando un período de anarquía y revolución terminó con el esplendor del Imperio Antiguo, época de las grandes pirámides.

    No obstante, normalmente, la masa fue controlada rígidamente mediante una severa organización y disciplina. Con tal fin fue creado un poderoso aparato administrativo-policial que cobró fuerza y se acrecentó con la elaboración de todo un sistema de creencias del que se servía y en el que se apoyaba.

    La excelente producción agrícola, lograda en gran parte por el enriquecimiento de las tierras con los limos depositados por las crecidas anuales, proporcionaba las reservas suficientes para que una parte de la población se dedicase a actividades comerciales, artesanales - tejido, cerámica, papiro -, y a la construcción - pirámides, templos, palacios - que absorbieron grandes cantidades de mano de obra, en su mayoría de esclavos, rentables en una economía agrícola, puesto que producían más de lo que consumían y, en todo caso, podían ser alimentados con los excedentes.

    La vida del egipcio giraba en torno a dos instituciones: el palacio y el templo.

    En el primero residía el Faraón, a quien por sus funciones se le atribuía carácter divino. Sus atribuciones eran omnímodas, sin limitaciones de ningún tipo, y estaba auxiliado por un grupo de colaboradores, encabezados por un visir, que procedían
de la nobleza; ya a nivel más bajo estaban otros funcionarios, los escribas, que gozaban de amplios privilegios y se encargaban de la administración estatal, sobre todo del cobro de los impuestos, fuente de las ingentes riquezas del Faraón.

    El poder militar no tuvo excesiva importancia, quizá porque los egipcios se consideraban protegidos por los mares y el desierto y por la falta, salvo contadas ocasiones - expediciones guerreras a Nubia y a Asia en el Imperio Nuevo - de apetencias imperialistas. Tal actitud y comportamiento permitió una mayor dedicación a otras actividades. Sin embargo, Egipto hubo de soportar invasiones exteriores, como la de los hicsos, que destruyó bruscamente la prosperidad del Imperio Medio y en cuya expulsión tuvo papel decisivo Tebas, que alcanzó gran esplendor durante el Imperio Nuevo, o la posterior de los hititas y otras muchas más, hasta Alejandro Magno, que marcan los jalones de la decadencia de Egipto que termino convirtiéndose en provincia romana.

RELIGIÓN.  Predomina una concepción antropomórfica de los dioses, representados normalmente en forma de animales, siendo frecuente la divinización y veneración de animales y otros elementos de la naturaleza, como el Sol, Ra, divinidad básica para una mentalidad agraria, pues sin él serían imposibles las cosechas. También era muy popular, por razones similares, Osiris que, de acuerdo con la leyenda, muerto y enterrado, era el símbolo de la semilla depositada en la tierra y renacido en su hijo Horus venía a significar el fruto que brotaba.

    Ahora bien, lo que más destaca es la profunda creencia en la vida de ultratumba, que se iniciaba con un juicio de gran trascendencia para los egipcios, el culto a los muertos, objeto de grandes cuidados como lo atestiguan los embalsamamientos y los sistemas de enterramientos que ciertamente, no hay que olvidarlo, no estaban al alcance de todos, aunque parece ser que a partir del Imperio Medio se democratizaron bastante. Uno de los documentos fundamentales que han llegado hasta nosotros es el llamado Libro de los muertos, testimonio de primera magnitud para quien quiera ahondar en la mentalidad egipcia, en sus categorías morales y en su fina sensibilidad respecto al más allá.
ARTE Y CIENCIA.  El arte egipcio se distingue por su gran majestuosidad y solemnidad imbuidas por un profundo sentido religioso que queda patente en la arquitectura: templos, pirámides. Es un arte oficial y estrictamente dirigido, en el que los artistas son artesanos anónimos que se tienen que ajustar a normas preestablecidas, que condicionan cierta inalterabilidad de los modelos creados, rasgo distintivo de las manifestaciones artísticas egipcias. La escultura, serena y hierática, es fiel reflejo del idealismo trascendente del pueblo egipcio, aunque a veces se combine con un cierto naturalismo. Las representaciones pictóricas, muchas de ellas de gran valor, reproducen por lo general escenas de la vida cotidiana que nos permiten tener un mejor conocimiento de la cultura material egipcia.

    La ciencia fue fundamentalmente práctica. El embalsamamiento de los cadáveres les proporcionó a los egipcios un gran conocimiento del cuerpo humano, experimentándose importantes progresos en medicina y cirugía. A su vez las crecidas del Nilo, que al principio parece ser fueron conocimiento exclusivo del Faraón y base de su prestigio y divinización, impulsaron los conocimientos astronómicos - tenían un calendario de 365 días - y el desarrollo de los sistemas de cálculo.
Fuente: Enciclopedia Lafer

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